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¿Es... Ning? —preguntó Huo Mian con incertidumbre mientras observaba a la muchacha de cabello corto.
—Ves, te dije que Mian tiene buena memoria. Definitivamente puede resolverlo —la señora Qin sonrió con orgullo.
Su nuera, que hacía no mucho tiempo aún era una piedra en su zapato, se había convertido en su mayor orgullo, incluso más que Qin Chu.
Aunque Huo Mian siempre mantuvo un perfil bajo y nunca fue de presumir, lo que había hecho durante ese tiempo realmente conmovía a los padres de Qin Chu. Esa chica, en un momento tan crítico como ese, se había hecho cargo de la situación por completo y había dejado a todos conmovidos.