La expresión de Huo Zhenghai se ensombreció al escuchar esto.
—Este no es momento de discutir aquello, debes pensar en una manera de obtener 400 millones de yuanes.
—Zhenghai, no me digas que te rehusarás a ayudarnos. No podrías ser tan cruel, ¿verdad? —preguntó Shen Jiani, con lágrimas en los ojos.
A través de los años, la gentileza de Shen Jiani era como un opioide al que Huo Zhenghai estaba adicto. Esta vez no fue una excepción. Aún si Huo Zhenghai estaba furioso, Huo Siyi seguía siendo su hijo, su único hijo biológico.
Luego de un largo silencio, Huo Zhenghai finalmente dijo: —Puedo proveerte el resto del dinero, pero Siyi tiene que renunciar e irse de la Corporación Huo.
—¿Por qué?