—No puedo regresar, las cosas se han puesto muy complicadas aquí. Si me voy entonces nadie podrá controlar la situación.
—Pero no puedo hacerlo solo Señor. ¿Qué pasa si Su Yu ataca mañana?
—Entonces lidiaremos con sus ataques como vengan.
—Eh...
—¿Han firmado esas personas un contrato al final? —preguntó Qin Chu.
—No, solo cartas de intención. Dicen que firmarán el contrato real mañana por la mañana.
—De acuerdo, lo tengo.
—¿Hay algún problema señor?
—Tal vez están esperando hasta mañana para dejarnos plantados.
—¿Eh? Eso no puede ser. Aún si solo firmaron cartas de intención, hay una multa si los rompen.
—¿Crees que a Su Yu le falta el dinero? —preguntó Qin Chu en respuesta.
—Correcto.
Yang no tenía nada más que decir, ya que su jefe claramente tuvo todo en cuenta.
—¿No firmó Annie Liang acaso? Tendremos personas en la alfombra roja, no es como que nadie estará allí.