Dentro de la fuente termal, a 45 grados Celsius, se encontraban ellos dos, solos, abrazándose y besándose. Ocasionalmente, mantos de copos de nieve caían desde la montaña. Huo Mian sabía que ella nunca olvidaría un momento tan tierno como ese. Ella sabía que inclusive años más tarde, lagrimearía pensando en esta ocasión.
Qin Chu se había esforzado tanto para hacer que algo que ella dijo cuando era una joven muchacha se volviera realidad. Habían pasado siete años. Ellos habían ido a un centro de ski y Huo Mian dijo: —Sería genial si tuviéramos nuestro propio resort en el futuro, la nieve fuese su tema principal. Tendría aguas termales, una pista de patinaje en hielo y cuando estuviéramos en las fuentes termales, estaría nevando. Casi muero solo pensando lo divertido que sería eso. Es tan romántico solo imaginarlo.
En ese entonces Qin Chu solo dijo casualmente: —Ese día llegará.