—¿Hola? —dijo Huo Mian.
—Huo Mian, soy la madre de Qin Chu —su voz sonaba algo antinatural.
—Hola, ¿necesita hablar sobre algo?
—Fui algo imprudente esta mañana, yo... Hablé con el viejo Li luego. Lo conozco hace años y sé que nunca mentiría. Tenías razón, confié demasiado en Song Yishi.
—Me alegra que se haya dado cuenta de eso —respondió gentilmente Huo Mian. A ella no le agradaba la señora Qin, pero ella había dado a luz a Qin Chu, por lo que aún debía ser respetada.
—Espero que no hagas caso a lo que he dicho esta mañana... —dijo la señora Qin algo avergonzada.
—No se preocupe, no lo haré...
—Oh, y... gracias por operar a Qin Chu la última vez. Realmente valoro que no te hayas rendido en una crisis como esa... Sé que no hay nada entre tú y Su Yu.
—Realmente no hay nada entre nosotros, me alegra que crea en mí—respondió débilmente Huo Mian.
—Deberían venir a cenar de vez en cuando.