—Leng Ling miró fijamente a la mujer frente a ella.
—Sus ojos cariñosos y llorosos de flor de durazno parecían estar enmascarados, haciéndole sentir como si estuviera mirando a la persona que había visto innumerables veces en sus sueños a lo largo de los años.
—Abrió la boca conmocionada y, por un momento, no pudo creer lo que oían sus oídos.
—Pero en el siguiente instante, empujó a Shen Bijun —¡Estás fingiendo ser ella otra vez, aléjate de mí!
—Sin embargo, la persona que ya estaba agotada no era rival para Shen Bijun en ese momento.
—Shen Bijun solo continuó hablando lentamente —Esa Navidad, para hacer tiempo, construimos un muñeco de nieve ¿Recuerdas qué usamos para la nariz del muñeco de nieve?
—Leng Ling la miró fijamente, una mirada tensa titilando en sus ojos.
—Shen Bijun prosiguió —Usamos el mango de tu daga.
—Leng Ling tenía una daga muy hermosa, con un mango rojo.