—¿Deberíamos ver a Luo, Ao Kuai? —preguntó con cuidado Feng Ao Si.
Feng Ao Kuai, que caminaba emitiendo un aura peligrosa, se fue ralentizando lentamente. Tomó una profunda respiración y negó con la cabeza. —No hay necesidad.
No quería dejar que esos dos lo vieran cuando perdía los estribos de esa manera. Sería mejor que descansara por ahora.
—Vamos a descansar un poco.
—De acuerdo.
Feng Ao Si miró a su hermano menor y soltó una risita suave. A pesar de que la mayoría del tiempo era su hermano menor quien lo cuidaba, eso no cambiaría el hecho de que ese mocoso aún era menor que él. También había momentos en los que era su turno de tomar el mando, aunque fuera raro.
Ordenó silenciosamente a los otros soldados que no molestaran a Feng Ao Kuai por el momento. Cualquiera que se atreviera a desobedecer su orden tendría mala suerte, ya que estaba seguro de que su hermano menor no dudaría en planear una pequeña venganza contra ellos.
…
La noche pasó tranquilamente.