—Vas a babear todo el vestido —comentó Gu Jingze.
Lin Che rio, se limpió las comisuras de su boca y respondió:
—No estoy babeando.
Gu Jingze la observó en silencio.
—¿No puedes ser un poco más femenina?
Lin Che levantó la cabeza.
—¿En qué sentido no soy femenina?
Gu Jingze contestó:
—Eres una avara.
Lin Che resopló. A ella no le importaba. Le dio una palmaditas a su vestido con codicia.
—¿Cuál es el problema? Puedo ser pretenciosa en frente del resto, pero no tengo que pretender frente a ti. Si actuara de forma más apropiada, tímida, lastimera o con clase, ¿haría que te enamores de mí? —preguntó mientras miraba a Gu Jingze con indignación.
Gu Jingze la fulminó con la mirada en silencio.
Quizá se debía a que no había necesidad de pretender, por lo que no había motivo para el odio.