Los aldeanos tampoco pensaron que Lin Che se atrevería a golpear al director de la aldea. La gente de atrás hablaba entre ellos. Algunos estaban asombrados y no esperaban que el director del pueblo tuviera un día como ese. Se lo merecía. Se había hecho justicia. También pensaron que lo que Lin Che había hecho era lo correcto. Sin embargo, a muchos también les preocupaba que, con la crueldad y el poder del director del pueblo, ¿buscaría venganza?
¿Lin Che sería capaz de manejarla?
Su Cen miraba desde atrás pero no se sentía preocupada en absoluto. Los aldeanos aconsejaron a Su Cen y le dijeron:
ꟷNunca pelees con él. Su hija es muy capaz, pero también lo es ese tipo. Tú también lo sabes. Sabes cómo tu familia fue intimidada en su día.
Su Cen sonrió.
ꟷEstá bien. Lin Che puede manejarlo.
Naturalmente, ella conocía el estatus de Gu Jingze y de Lin Che. Un mísero director de pueblo no podría hacerles nada.