—El Príncipe Wilder insistía en que no necesitaba más hombres desplegados en esa aldea para buscar brujas —dijo—. Se encargaría y que se mudaría permanentemente allí para encontrarlas mejor por su cuenta.
Todo el mundo se suponía que estaría feliz de que se fuera lejos, ¿verdad? Pero no. Estaban inquietos.
—Primero que nada, han pasado ya 3 años. ¿Cómo es que aún no había sido capaz de encontrar ni una sola bruja en esa pequeña aldea? El Príncipe Wilder que conocían incluso quemaría todo el pueblo solo para encontrarlas —comentó alguien—. No tenía sentido que después de tres años completos, aún no tuviera ninguna información.