—Cristóbal recordó gradualmente que era la misma mujer con la que había bailado la noche anterior. La miró sospechosamente, ya que pensaba que se le había acercado a propósito la noche anterior. Pero ella afirmaba que su encuentro de la noche anterior no era más que una coincidencia.
—¿Estás segura de que no me conocías antes? —preguntó, la curiosidad mezclándose con su duda. No pudo resistir la persistente idea de que su reunión de la noche anterior había sido planeada en vez de coincidental.
Una risa melodiosa se escapó de los labios de Nancy.
—Si te hubiera conocido antes, no me hubiera atrevido a hacer ningún avance —dijo, su mano apretando la suya con una confianza inquebrantable—. No duermo con mis clientes. Además, estás casado.
Cristóbal asintió lentamente, su contemplación de sus palabras acompañada por una incipiente sonrisa. Admiraba su sincero y vibrante comportamiento, un refrescante contraste con los misterios que últimamente le habían rodeado.