—Este secreto quedará conmigo —prometió Jasper—. Nadie se enterará de él.
Anastasia abrió los ojos y lo miró con incredulidad.
—Lo prometo. Puedes confiar en mí —asintió Jasper, su expresión comprensiva.
—Pero esa asistente de laboratorio.
—No te preocupes por ella —rió Jasper—. Conozco su secreto. Ella no abrirá la boca.
Anastasia no tenía idea de lo que él había descubierto sobre esa asistente de laboratorio. Pero lo decía con tal seguridad que no había lugar para la duda.
—Libera a Britney mañana —instó Jasper esta vez, su tono suplicante.
El silencio se extendió entre ellos, la respuesta pendía de un hilo. Anastasia sabía que no tenía opción; sus opciones se reducían a sólo una. Con el corazón pesado, miró a Jasper y asintió lentamente, la lucha se drenaba de ella.
—La liberaré —susurró, las palabras apenas audibles.
Jasper sonrió, victorioso, mientras se levantaba y guardaba los documentos de nuevo en su bolsillo.
—Buena decisión, Doctora —dijo y se fue.