"Sebastián y Jasper se encontraban en un rincón más tranquilo del patio trasero, sentados cómodamente mientras degustaban sus copas de vino. La suave luz del entorno lanzaba un cálido resplandor en sus rostros.
Sebastián, con la mirada fija en Jasper, se recostó en su silla, irradiando un aire de sabiduría y desgaste.
—Espero que estés pensando en cómo captar la atención de Barbe —elegía cuidadosamente sus palabras—. Su tono estaba lleno de auténtica curiosidad.
Quería entender la perspectiva de Jasper, profundizar en la profundidad de sus intenciones y la sinceridad de su amor por su hija.
Jasper, con su propia copa acunada en sus manos, devolvió la mirada a Sebastián con una expresión firme y sincera.
—Mi amor por ella nunca se desvanecerá con el tiempo —afirmó—, pero nunca impongo mis deseos sobre ella.