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Aquella noche, Lin Nuannuan y Zeng Zhen lo vieron hasta el final.
Vieron a Shen Feifan en un estado lamentable.
Fue derrotado miserablemente.
En una noche, perdió una suma desconocida.
Cuanto más pasaba el tiempo, más se descontrolaba la situación.
Más tarde, fue echado por el personal del casino, quienes no le permitieron seguir jugando.
Zeng Zhen dijo que Shen Feifan había hipotecado ambas manos.
Si no devolvía el dinero en medio mes, las manos de Shen Feifan serían arruinadas.
Y la familia Shen no se quedaría de brazos cruzados viendo cómo Shen Feifan perdía sus manos.
Misión cumplida.
Lo que sucediera después no requería la interferencia de Lin Nuannuan.
Lin Nuannuan pudo retirarse con méritos.
En los dos días siguientes, Zeng Zhen llevó a Lin Nuannuan a disfrutar de comida, bebida y diversión en la Calle Ao. Al quinto día, volaron de regreso a Ciudad Rong.
Para cuando regresaron, ya era noche.
Zeng Zhen dejó a Lin Nuannuan en su hogar.