章節 6: 6- Los Elegidos
El sol comenzaba a ascender en el cielo, esparciendo una luz dorada sobre el reino de Eldoria. Kael, el guerrero, emergió de su cama con la determinación que lo había caracterizado a lo largo de su vida. Sus músculos, endurecidos por innumerables batallas y entrenamientos, lo preparaban para los desafíos que se avecinaban.
Kael era un hombre de estatura imponente, con cabello oscuro que caía en cascada sobre sus hombros. El rostro curtido por el viento y el sol, y los ojos de un azul profundo, reflejaban la firmeza de su espíritu. Desde joven, había dedicado su vida al arte de la espada, convirtiéndose en un guerrero sin igual en todo el reino de Eldoria.
Ese día, sin embargo, no era uno cualquiera. Las visiones del ritual de visión aún revoloteaban en su mente. Había sido designado como uno de los elegidos, destinado a una misión que cambiaría el destino del reino y, posiblemente, del mundo entero. La inquietud y la anticipación lo invadían mientras se vestía con su armadura y se aseguraba de que su espada estuviera afilada y lista.
En el pasillo del castillo, los sirvientes y los soldados lo saludaban con respeto y admiración. Kael había luchado en defensa de Eldoria en innumerables ocasiones y se había ganado el reconocimiento de todos. Sin embargo, esta vez no se trataba de una batalla ordinaria. La profecía de las Reliquias del Destino lo había marcado como uno de los héroes elegidos, y la responsabilidad que recaía sobre sus hombros era abrumadora.
Finalmente, Kael llegó a la sala del consejo, donde se encontraría con los otros tres elegidos. El Rey Aldric y la Reina Isabella presidían la reunión, y los líderes y eruditos del reino habían ocupado sus lugares en torno a la gran mesa.
Kael se sintió momentáneamente abrumado por la gravedad de la situación. El destino de Eldoria pendía de un hilo, y él, junto a sus compañeros elegidos, debía ser la última esperanza. Observó a su alrededor y vio a Sylas, el hechicero, absorto en la lectura de un antiguo libro de hechizos. La mirada intensa de Sylas y su aura mágica inconfundible dejaban claro que estaba en presencia de un individuo excepcionalmente talentoso en las artes místicas.
Lyara, la arquera, hizo su entrada poco después, y Kael quedó impresionado por su presencia. Su cabello rojo brillaba como una llama y sus ojos verdes reflejaban una destreza sin igual con el arco. Kael intuyó que Lyara había enfrentado adversidades y peligros en su vida, y que había salido victoriosa de cada uno de ellos.
Por último, Draven, el ladrón, se unió al grupo de elegidos de manera sigilosa y sin previo aviso. Kael apenas notó su llegada, lo que sirvió para recordarle la astucia y habilidad de Draven para pasar desapercibido. La presencia del ladrón en la sala del consejo era un constante recordatorio de la versatilidad que aportaría al equipo.
El Rey Aldric habló solemnemente: "Los cuatro sois los elegidos, destinados a emprender una búsqueda de importancia trascendental. Encontrar las Reliquias del Destino es vital para el destino de Eldoria y, posiblemente, del mundo entero."
Kael asintió con seriedad. Sabía que no podía dar marcha atrás, que esta misión era su deber y su destino. Miró a sus compañeros elegidos y vio en sus ojos la misma determinación que ardía en su interior.
La Reina Isabella pronunció unas palabras finales: "El destino de Eldoria descansa en vuestro coraje y determinación. Que la luz de los antiguos guíe vuestro camino."
Con estas palabras, los cuatro elegidos recibieron sus primeras instrucciones. Debían buscar pistas en los archivos del castillo y en los relatos de viajeros y exploradores que pudieran indicar la ubicación de la primera Reliquia. Kael sabía que esta búsqueda sería peligrosa, pero también estaba lleno de determinación. A su lado, Sylas, Lyara y Draven compartían su compromiso. Unidos, estaban listos para enfrentar lo que viniera y emprender la búsqueda de las Reliquias del Destino.
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