章節 177: CAPÍTULO 177- Adiós, padre.
Humanos contra demonios.
CAPÍTULO 177
Desmolfer está realmente enojada. Fuego, literalmente, sale de sus ojos.
Un cliché de los personajes cuando se enojan demasiado.
Y ese fuego está derritiendo la piel de Saito, pero él usa su magia curativa para regenerar su piel.
—¡¿Qué hice?!- Dijo Saito asustado.
Desmolfer se comporta como una chica muy amable y linda con Daniel, pero es una loca y todos los Dioses le tienen miedo.
—¡El Rey Demonio del infierno del mundo 63 nos traicionó! ¡Ese idiota se llevó millones de demonios con él! ¡Se unirá a Solfrar!
—¡¿Y yo que tengo que ver con eso?!
—¡Él me dijo que tú lo ayudaste!
—¡Yo no hice nada!
Izuke cierra los ojos.
—Desmolfer, espera… Mi padre dice la verdad, él no fue.
Desmolfer suelta a Saito y se tranquiliza.
Ella puede detectar mentiras, se dio cuenta inmediatamente de que él decía la verdad.
—Sí, ya me di cuenta… ¡¡Ese idiota me volvió a mentir!!
—¿Y no te diste cuenta de que era mentira?- Dijo Crismei.
—No… Él decía la verdad, pero al mismo tiempo, Saito dice la verdad.- Dijo Desmolfer.
Izuke abre los ojos.
—Alguien fingió ser mi padre y le ayudó con su plan… Desmolfer, ¿en dónde está él?- Dijo Izuke.
—En el mundo 63… Está matando a los "Kermals" y absorbiendo su poder. Los demonios se encuentran en el mundo 1, esperando órdenes.
—Está bien… ¿Mandarán a alguien a detenerlo?
—No podemos… Está prohibido intervenir.
—Sí… Solo podemos intervenir cuando todos los mundos alternos están en peligro… Aparte de que ya no podemos mandar a más guerreros, pues ya mandamos a Daniel y a las demás al mundo 1… Tenemos que esperar 10 años para volver a mandar ayuda.- Dijo Saito.
—Mientras discutimos, miles de personas están muriendo…
Izuke se aleja caminando.
—Padre, Crismei, fue un placer estar con ustedes.
—¿Hijo?
—Lo siento, padre… No puedo quedarme aquí sin hacer nada.
Izuke desaparece de ahí.
—No…
Él se dio cuenta de que esas palabras eran un "adiós para siempre".
—¡Maldita sea, Izuke!- Dijo Saito llorando.
Un espejo aparece y muestra a Izuke corriendo por un lugar que se ve destruido, hay piezas metálicas por todas partes.
—¡Izuke!
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(Mundo 63.)
Un hombre con un solo y enorme ojo completamente negro, piel roja, cabello blanco y largo, y con un enorme cuerpo, está destruyendo enormes robots. Está usando solamente un pantalón corto negro, y su cuerpo parece demasiado fuerte. Mide dos metros.
Los robots son rojos y enormes, tienen forma humanoide y usan armas gigantes para atacar al hombre. Entre las armas destacan pistolas, cuchillos gigantes, espadas y lanzas.
Hay 6 robots, que intentan luchar contra él.
El lugar es sombrío, está nublado y parece que va a llover. Están en medio de la nada, en un lugar en donde solamente hay piezas metálicas y robots destruidos por todas partes.
—¡¡Vamos, ¿es todo lo que pueden hacer?!!- Dijo el demonio.
—¡Es muy poderoso, debemos retirarnos!- Dijo la voz de una chica, que sale de uno de los robots.
Izuke se dirige corriendo hacia ellos.
Ya tomó una decisión, ya no hay vuelta atrás.
A partir de este momento, toda su vida cambiará.
—Drekar… ¡¡Yo, Izuke…!!
Izuke grita, pero Drekar no puede escucharlo, pues el sonido de las explosiones provocadas por las armas de los robots, provocan que no escuche a Izuke.
—¡No lo hagas, hijo!- Dijo Saito dentro de su mente.
Izuke se transforma en un hada y se dirige volando hacia Drekar.
—Lo siento, padre… ¡Yo, Izuke, renuncio…!
Se acerca demasiado a Drekar por la espalda y Drekar voltea a verlo.
—¡… a ser un Dios!
Izuke le da un gran golpe en la cara a Drekar con su puño derecho, que lo saca volando.
Ese simple golpe le hizo más daño que el daño total que recibió de los robots.
Es un claro ejemplo de la gran diferencia que hay entre la magia y la tecnología.
—¡¿Un niño lo golpeó?!- Dijo la voz de un chico, que sale de uno de los robots.
Izuke se da un golpe en la cara con su puño izquierdo y deja de sonreír.
—Lo siento, padre.
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