—Si un petrificado te muerde, deja una herida —tras un tiempo esperando su regreso el profesor entra al lugar hablando como lo hacía al llegar al salón dando clases—, dicha laceración se petrificara y tras ser "purificada" no dejara rastro, desde el punto de vista de la medicina es algo sin precedentes ¿Cierto?
—Si… —respondo extrañado por su actitud tan tranquila mientras saca de la mochila la bolsa en la que llevamos los cristales y aparte un par de las botellas de whiskey de las que encontramos antes.
—Si se fuerza la petrificación y luego se revierte estaríamos frente a un tratamiento médico excepcional —continua su explicación con un nerviosismo cada vez más evidente en su voz—, es decir, puedes petrificar una cortada, revertirlo y el resultado es sanar sin siquiera tener una cicatriz… para algo más profundo la cosa se complica, pero no es imposible… ¿Traes el cuchillo que te preste contigo?
—Si, en su funda pegada a mi cinto… ¡Espere! ¿¡Para que lo…!?
—El cristal necesitar estar en contacto directo con la herida —me interrumpe mientras saca el cuchillo y lo baña de alcohol seguido de los cristales.
—No puede estar pensando en…
—Necesito meter un cristal hasta tus costillas —me dice sin titubear.
—Oh…
—Marco, no te mentiré, será doloroso… no, será excruciante —intento procesarlo pero no me lo hace más fácil—, no la incisión, sino la cristalización, forzarla es un proceso lancinante, no tengo palabras para describirlo.
—Eso no es muy tranquilizador…
—Lo se… mis únicas palabras de consuelo son que lo haré lo más rápido posible… y si tienes suerte caerás inconsciente a la mitad del proceso a causa del dolor.
—¿Pero porque? —pregunto en un intento de entenderlo asi como retrasar lo inevitable—, cuando me petrifique por accidente meditando con el cristal…
—Es diferente, no lo sentiste en su momento pero fue un proceso que duro mucho tiempo y estabas en un estado de concentración y recepción excepcional… no es algo que puedas replicar en este momento, menos a contrarreloj una vez que haga la incisión —me aclara esforzándose en mantener una postura serena—. Desearía conocer una mejor manera… pero esta es la única forma de asegurar tu supervivencia en este momento.
—Está bien… —lo volteo a ver y le sonrió lo mejor que puedo—, confío en usted…
Es obvio que esta angustiado, pero si él se está esforzando en verse tranquilo yo debo hacer lo mismo.
—Muerde esto —me dice mientras me da una playera doblada.
Lo obedezco y me preparo para lo peor.
Cierro los ojos e intento relajarme hasta solo escuchar su pesada respiración. Hago mi mejor intento en ignorar lo frio que se siente el whiskey en mi piel… pero todo se va al diablo en el momento en que el cuchillo me toca.
Siento como la hoja afilada me atraviesa y corta mi carne, quisiera que el hecho de que no es una sensación nueva lo hiciera más soportable, comparado con las garras y dientes de los cristalizados es incluso menos intenso… pero nada de eso evita que apriete los dientes y gruña de dolor.
Ni siquiera logro recuperar el aliento para cuando empieza a meter el cristal en la herida llevando el dolor a un nivel totalmente diferente. Todo mi cuerpo se tensa. Mi mandíbula se empieza a entumir por la fuerza con la que muerdo la camisa.
—Sera menos de un minuto —su intento de tranquilizarme es inútil, se perfectamente lo largo que se puede sentir un solo minuto.
El momento en que el proceso de la cristalización empieza es bastante claro, el cuchillo y el cristal se convierten en una nimiedad, el simple concepto de "dolor" pierde significado…
Si una motosierra en llamas y electrificada me apuñalara quizá podría hacerme sentir algo parecido, asi de irreal es. Apenas y puedo mantener la cordura frente a algo que va más allá de cualquier cosa que me haya acercado a experimentar o siquiera imaginar.
Todos mis otros sentidos se nublan. Ni siquiera puedo escuchar mis propios gritos. Aun con los ojos abiertos solo veo oscuridad. En mi mente lo único que existe es dolor… un dolor excruciante, un dolor que se siente interminable, como si durara horas, días, semanas, una eternidad confinada en un corto minuto.
Lo único que tengo seguro es que nunca sentí un alivio y paz tan grande como en el momento en que todo se desvaneció cuando caí inconsciente.
21 de Agosto de 2021
Día 29
Siento como si un carro me hubiera pasado por encima. Tras lo que debieron haber sido varias horas inconsciente o durmiendo sigo sintiendo el cuerpo entumecido.
Visibles hematomas cubren mi piel, tanto en mi cara, brazos, piernas y… curiosamente ninguno en mi costado, tampoco hay rastro de algún otro tipo de marca o cicatriz.
—Descansa apropiadamente, necesitas tiempo para recuperarte del todo —dice el profesor desde la puerta con un tono apagado.
—Ya estoy mejor —le miento, en realidad estoy esforzándome en solo mantenerme sentado.
—Sigue reposando, de todas maneras ya está por oscurecer, mañana hablaremos sobre como continuaremos.
¿Anochecer? ¿Cuánto tiempo dormí?
Una rápida mirada a mi reloj me revela que pasaron casi 12 horas.
—Como te dije el día que nos reencontramos, el proceso de reversión pone un gran peso en tu cuerpo, mejor descansa.
Con una evidente frustración reprimida se da la media vuelta terminando la conversación. Quisiera hablar más con él… pero tiene razón… estoy agotado.
Me recuesto y mis ojos empiezan a cerrarse en automático, aunque antes de dejarme llevar por el sueño abro el catálogo de habilidades, estoy casi seguro de haber visto algo momentos antes de caer inconsciente.
◆Nueva habilidad Aprendida◆
◆Petrocristalización Forzada – Puedes acelerar la propagación de la cristalización en ti mismo y en otros ◆
Supongo que puede ser útil… pero espero no tener que usarla jamás, es un dolor que de verdad preferiría no volver a experimentar en mi vida.
22 de Agosto de 2021
Día 30
Me despierto con un plato de comida y agua a mi lado. La devoro en minutos con el hambre opacando el cansancio, aunque en realidad este último ya es tolerable.
—¿Cómo te sientes? —me pregunta el profesor sentado al lado de la puerta.
—Mejor que ayer… un poco adolorido nada más.
—Es normal, recibiste muchos golpes.
—¿Usted no está herido?
—No te preocupes, estoy bien —su tono de voz tan cansado refleja lo contrario.
—Pero el esquelético lo lanzo contra un carro… ¿Realmente no está herido?
—Recubrí mi espalda de piedra para absorber el impacto, el daño fue mínimo.
—¿En su… espalda?
—Si, es un poco más complicado, pero puedes recubrir de piedra cada parte de tu cuerpo.
—Lo suponía… solo no había pensado en ella como una especie de armadura o protección viable.
—Es parcialmente posible, se pueden crear cosas con estructuras internas específicas para absorber mejor los impactos, como los cascos de futbol americano —me explica sin ánimos—, tenía planeado explicártelo una vez que estuviéramos en el polideportivo… pero me confié de más… de haberlo hecho de antemano quizá no habrías pasado por tal calvario…
—La parte mala ya quedo atrás —intento reconfortarlo sin mucho éxito—, ahora que estoy bien ya podremos continuar.
—No —replica con firmeza.
—Pero ya me siento…
—No tomaremos más riesgos —declara sin apertura a escucharme.
—Está bien, está bien… —prefiero no empeorar la situación al insistir, aunque quedarnos en silencio tampoco mejora nada—. Y… ¿Qué era esa cosa con la que destruyo al esquelético?
—Un prototipo inútil…
—No me pareció asi, fue bastante efectivo, solo necesito de un golpe para destruir el núcleo ¿Cómo es que funciona?
—Bueno… a primera vista no es evidente pero su funcionamiento está basado en una ballesta —tras un suspiro empieza a explicarme con una voz más afable, siempre que entra en su "Modo profesor" se relaja un poco—. Cruz y yo intentamos diseñar un arma que pudiera acabar con los cristalizados sin acercarnos cuerpo a cuerpo para reducir riesgos.
—Eso tiene sentido… pero aquello no parecía una ballesta.
—En efecto, fue un fracaso, por más que intentamos no logramos diseñar un arma capaz de disparar proyectiles dados nuestros recursos y conocimientos limitados.
—¿Entonces porque la compara con una ballesta?
—Por esto: —el profesor hurga en su mochila y saca lo que parecen ser unas bandas elásticas negras un poco desgastadas—, logramos hacer estas a partir del caucho de los neumáticos, son poco elásticas pero logran su cometido: impulsar el cilindro interno de piedra con fuerza suficiente para acabar con los cristalizados. Es como un pistón neumático pero en vez de aire es impulsado como la flecha de una ballesta.
—Es como un cañón a corta distancia… —respondo impresionado—, ¿Por qué no lo había usado antes?
—Como dije, es un prototipo inútil, no por su eficacia, sino por su eficiencia. Al carecer de la potencia para poder disparar, nos enfocamos en la fuerza del impacto… pero terminamos con un armatoste con cuatro bandas en su interior y que cada vez se hacía más complejo —explica sin contestar mi pregunta—. Continuamos dedicándole tiempo y esfuerzo en un intento de perfeccionarlo… pero tras la muerte de Cruz me di cuenta de lo inútil que era… y ahora lo volví a confirmar, el tiempo que toma construirlo es tiempo que alguien más tiene que arriesgar su vida… por eso es un fracaso.
—Pero si se construyera de antemano…
—Aparte de tiempo, demanda demasiada energía y concentración, sumado a eso, tras un golpe es necesario volver a tensar las bandas manualmente… de haber fallado en aquel primer intento quien sabe cómo habríamos terminado, fue muy imprudente de mi parte intentar usarlo… otra vez…
—Pero con un buen plan puede ser una carta del triunfo, fue lo que nos salvó la vida ayer.
—Fue lo que te dejo en ese estado… debí haber ideado otro plan, haber tomado otra decisión… —contesta de nuevo en un tono amargo—. Intentar terminar ese prototipo ya no tiene caso… la que realmente estaba metida en ello era Cruz.
—Nunca llegue a conocer a esa profesora, ¿Cómo fue que se encontraron en medio de todo… esto? —cambiar el tema de nuevo quizá sea lo más apropiado.
—Desperté tras unos pocos días pasado el cataclismo, solo estuve en ese estado de hiper hibernación por poco tiempo. Al principio todo era un caos, podías escuchar gritos de agonía constantemente, gente despertando sin saber que estaba pasando para luego ser brutalmente asesinada por los cristalizados —la simple imagen que su descripción pone en mi mente es suficiente para ponerme los pelos de punta.
—Nunca imagine que los primeros días hubieran sido tan… difíciles…
—No tienes una idea… —responde con una mirada que me deja en claro que ha visto cosas horribles—. Me mantuve alejado de los grupos de sobrevivientes, llamaban mucho la atención y eran los primeros en ser víctimas de cristalizados… o de personas cuya retorcida naturaleza salió a la luz en este apocalipsis.
—Si… creo haberme encontrado con ese tipo de gente…
—Hablas de los que los asaltaron a ti y a tus colegas ¿No? —me limito a solo asentir como respuesta, no son buenos recuerdos—, esos son solo pandilleros, intentaron hacernos lo mismo a Cruz y a mí pero les dimos su merecido.
—¿¡En serio!? —exclamo realmente sorprendido de que los ubique—, pero estaban completamente armados…
—Pero más allá de cabecilla ninguno sabia disparar —contesta con una pequeña risa—, además, no subestimes el poder de la cristalización, las balas son insignificantes si la dominas bien.
—Tiene que estar bromeando —respondo escéptico.
—No es infalible, pero es mejor defensa que ir a pecho descubierto, además es suficiente para infundir miedo en aquellos que ni siquiera tienen idea de lo que es la cristalización.
—Entiendo —me rio un poco al imaginar a ese grupo tan altanero aterrado ante el profesor Nicolás y la profesora Cruz—. No llegue a descubrir como mantenían a los cristalizados alejados… conocer su secreto sería útil para…
—No —el humor del profesor cambia por completo—, no son lo "peor" que he visto… pero siguen siendo escoria…
Su repentina actitud tan agresiva me toma desprevenido, algo que no pasa desapercibido por él ya que al ver mi expresión se intenta relajar.
—Continuando con el tema previo, tras entender un poco lo que estaba pasando supe que necesitaba un refugio y recursos, por lo que el sótano de mantenimiento era el lugar ideal, conclusión a la cual Cruz también llego por si sola.
—Siento interrumpirlo pero ¿Por qué la sigue llamando por su apellido? Me extraña porque usted fue el primero en señalarme que no le gustaba ser llamado "Profesor Sapiens".
—Es una cuestión de costumbre, como colegas de trabajo siempre nos dirigimos entre nosotros usando apellidos —me explica reclinándose en su silla mirando el techo con nostalgia—, la empecé a llamar Ilse tras unas semanas, no obstante, parecía no gustar de su propio nombre… cuestiones familiares de las que nunca llegamos a profundizar en nuestras conversaciones.
—No entiendo…
—Hay quienes prefieren usar su segundo apellido en vez del primero, otros que de igual manera prefieren su segundo nombre al primero, o en su caso específico, no gustaba de compartir nombre con su madre.
—No lo termino de entender… pero siga.
—Construimos el refugio mientras explorábamos los alrededores y aprendíamos sobre este fenómeno, hacíamos buen equipo tanto en las investigaciones como en el campo, sobrevivimos y superamos las situaciones más adversas, fueron unos meses muy alocados… pero también divertidos a su manera.
—Pero entonces ¿Qué paso? ¿Como fue que ella…? —la curiosidad me supera y abro la boca más de lo que debería.
El profesor se queda callado mientras baja su mirada al suelo, es claro que no es un buen recuerdo, uno que no debe ser grato de compartir.
—No debí preguntar eso… cambiemos de tema —repongo intentando volver a cambiar el tema una vez más.
—No… está bien, como te lo he dicho, el camino del conocimiento está plagado de preguntas difíciles…
—Pero no es necesario…
—No, no, si lo es, puedes aprender de nuestros errores…
—Entonces… lo escucho…
—Subestimamos a los cristalizados de hielo. Nos ubicábamos cerca de la frontera con la zona helada cuando apareció un bielemental —empieza a contar su historia con una expresión estoica—. En un principio pensamos que podríamos someterlo de manera sencilla como a cualquier otro y asi poder descubrir si su núcleo tenía alguna clase de propiedad especial, no obstante, las cosas se nos salieron de las manos, sus habilidades eran algo contra lo que nunca nos habíamos enfrentado, disparaba estacas de hielo a diestra y siniestra.
—¿Disparaba? ¿Cómo?
—Es difícil describirlo, sus brazos estaban rodeados de una densa niebla causada por el frio que emitía, por lo que no se si las esquirlas salían de su cuerpo o las solidificaba de la propia humedad del ambiente, independientemente de ese detalle, era capaz de dispararlas hacia nosotros con suficiente fuerza para menguar nuestras defensas con facilidad —se queda callado un momento arrugando la frente—. A día de hoy aun desconozco si se trataba de un cristalizado de alguna clase especial o si eso era una característica inherente de los bielementales.
—Con razón me advirtió de ellos… —respondo agradecido de haber tomado la ruta larga.
—La pelea se alargó y no éramos capaces de hacerle nada, no teníamos manera de contratacar… fue en ese momento que tome una pésima decisión… —masculla con una voz afligida—, pensé que este "cañón ballesta" seria la clave. Yo era el más hábil y rápido con la cristalización por lo que Cruz tuvo que ganarme tiempo, ella dio todo de si y logro salir ilesa, pero cuando fue mi turno… falle…
—¿Cómo? —pregunto tras varios segundos sin que continuara su historia.
—Falle en dar el golpe, el bielemental fue más rápido que yo y solo logre herirlo parcialmente. Si sigo vivo es porque ella me protegió en el último momento… a costa de ser alcanzada por varias esquirlas de hielo —quiero preguntar más cosas, pedirle detalles… pero no es el momento para ello—. El lado positivo es que conseguimos una apertura para darnos a la fuga. Intente tratarla una vez que nos habíamos alejado lo suficiente pero la cristalización se había extendido con una velocidad exorbitante, además, por más cristales que usaba era incapaz de revertir lo más mínimo.
—¿Por qué…? La purificación debería ser…
—La cristalización causada por un elemento en específico requiere de un cristal del mismo origen —declara como si de una ley se tratase—, o al menos esa fue mi mejor teoría… por lo que aun con las negativas de Cruz regrese para obtener el que debía ser un cristal bielemental.
—¿Usted solo? ¿Pero cómo pudo…?
—No pude, asi de sencillo… es más, ni siquiera lo pude volver a encontrar —responde con un suspiro—, a mitad de camino y a causa de mis descuidos por apurar de más, termine frente a un aullador que no tardo en atraer a un esquelético y a toda una horda de cristalizados. Me rodearon por completo, apenas me las arregle para huir malherido. Termine regresando con Cruz con las manos vacías.
—¿Y ella…?
—Ella ya no estaba… en su lugar había un bielemental enloquecido.
—Pero… ¿Cuánto tiempo paso?
—Eh ahí el peligro de los bielementales, Cruz llego hasta la fase cuatro en menos de un día, dando lugar a un cristalizado con una fuerza y habilidades formidables. ¿Lo peor? Ni siquiera pude despedirme de ella —dice con amargura en su voz—. Fue una pelea aún más difícil… ¿Cómo podía acabar con un cristalizado que escasas horas atrás era una preciada amiga? Fue la primera vez que me cuestione si sus teorías eran ciertas, si realmente el núcleo de cristal podía ser una materialización de su alma.
El profesor se queda callado unos segundos viendo el suelo, para después respirar hondo y alzar la mirada hacia mí.
—Ese pensamiento me llevo a hacer algo completamente irracional, dedique todos mis esfuerzos a inmovilizar al cristalizado en vez de destruirlo, lo cual como veras, me costó más que solo esfuerzo —con una pequeña risa dirige su mirada a su prótesis—. El problema no fue la herida, sino que sabía que no podría hacer nada contra la cristalización consiguiente, la única solución fue erradicar el problema de raíz in situ.
—¿Usted…?
—Con el cristalizado inmovilizado pensé que el amputar no sería algo tan difícil… grave error. Una guillotina de piedra no es lo suficiente buena para hacer el trabajo de un solo tajo—, se me pone la piel de gallina con solo escuchar eso, no sabía que había sido un evento tan traumático—, después tuve que forzar la petrificación para detener la hemorragia, un proceso que como sabrás… no es placentero, no obstante, tampoco fue la parte más complicada
—¿Qué podría ser peor?
—Revertir la cristalización tras pasar la fase cuatro parecía ser imposible. En el pasado, tras no ver resultados al intentarlo en cristalizados al azar desistimos —me empieza a explicar sin responder mi pregunto primero como es usual—. No obstante esta vez contaba una buena razón para intentarlo más allá.
—Salvar a Cruz.
—Tras un viaje al refugio para tomar los cristales que teníamos ahorrados y de invertir casi todos ellos, se empezaron a ver mejorías: Su piel volvió a la normalidad, dejo de forcejear e incluso llego al punto en que su pulso regreso, este era muy débil y su piel se sentía fría, pero… parecía estar viva —el profesor habla con un tono positivo muy falso… para luego pasar a uno sombrío y tétrico—. Durante algunas horas se mantuvo en un estado parecido al sueño, la libere pero me mantuve a su lado sin dejar de vigilarla… hasta que abrió los ojos. La alegría de creer que la había salvado duro más que unos pocos segundos, solo fue necesario cruzar miradas para ver que esa no era la profesora Ilse Cruz. Esos ojos vacíos y muertos no eran los de un humano.
—Realmente no hay vuelta atrás… ¿Cierto? —pregunto recordando aquellas palabras que me había dicho antes.
—En efecto… —responde con melancolía—, el cuerpo puede restaurarse, pero la mente no. Quizá ella diría que el alma ya no estaba en el cuerpo, dejando solo un cascaron vacío… pero en fin, tras aceptar la realidad supe que ya solo quedaba…
—¿Darle un descanso? —le pregunto al ver como se le complicaba terminar esa frase.
—Si… —responde tras un profundo suspiro—, esa… fue la parta más complicada de todas…
—¿Por qué? Sin la piel de piedra, garras, ni colmillos debería ser más sencillo.
—Todo lo contrario… son exactamente esas características las que hacen "eso" fácil.
—¿El que?
—Asesinar… —un silencio se cierne sobre ambos por unos minutos, esas duras palabras calan profundo en el interior de ambos—. Al pelear contra un cristalizado lo haces contra un monstruo sin rostro. No empatizas con ellos… apuñalarlos, mutilarlos o decapitarlos no significa nada, son solo una pila de rocas, pero… las expresiones de dolor, la contracción de los músculos, la sangre brotando por sus heridas… cuando asesinas a un humano de carne y hueso, algo dentro de uno mismo muere también.
—Oh… —no hay nada que pueda responder… El profesor Nicolás ha pasado por cosas más difíciles de las que yo pudiera imaginar.
—El lado positivo es que conseguí una prótesis muy… "radical" como dirían los jóvenes —bromea con una risa poco convincente—, claro, me tomo un tiempo adaptarme, pero ahora ya ni siento la diferencia.
—¿No siente dolores fantasma? —pregunto sabiendo que es un padecimiento regular.
—Al principio sí, pero con una prótesis que puedo mover a voluntad con la misma o más libertad que antes… no duraron mucho —responde moviendo el tobillo en ángulos imposibles—. De vez en cuando siento una picazón intensa que no existe, pero rascándome logro apaciguarla, aun siendo solo piedra sin terminaciones nerviosa.
—Es impresionante el potencial que la cristalización tendría en la medicina.
—En efecto, a comparación de una prótesis normal la mía es 99% funcional, solo carece del sentido del tacto.
—¿Y cuál cree que sea el límite? ¿Se podrán hacer órganos? —digo en voz alta una idea descabellada que se viene a mi mente, cualquier cosa para dirigir la conversación a otro tema.
—Soy partidario de que sueñes alto, pero veo difícil hacer un hígado, un riñón o intestinos con piedra, hay procesos bioquímicos que no podrían replicarse… probablemente.
—Cierto, quizá ese es el límite.
—Aunque… un corazón podría ser posible —dice tras meditarlo un momento.
—Hablando de soñar alto —respondo riéndome con sus mismas palabras.
—Técnicamente es "solo" un musculo, es más "sencillo" de recrear que un hígado —responde mientras hace comillas con los dedos—, aunque esto traería muchas cuestiones filosóficas a discusión, ¿Hasta qué punto podríamos reemplazar partes de nuestro cuerpo sin dejar de ser humanos? ¿Qué nos define como humanos en primer lugar?
—En lo personal no quisiera ser el que tenga que descubrir todo eso, me gustan mi cuerpo de carne y hueso, sin ofender.
—¿En qué punto nos separamos de esas cosas? ¿Es la conciencia? ¿O acaso el "alma"? —pregunta al aire ignorando mi comentario—, estamos hablando de la paradoja de Teseo en su máximo esplendor.
—¿La qué? —no puedo evitar reírme, una vez que entra en ese estado empieza a divagar y decir cosas que no entiendo.
28 de Agosto de 2021
Día 36
Cuando el profesor calculó unas tres semanas para este viaje no pude evitar ser escéptico al respecto, aun tratándose de una metrópolis de gran tamaño sonaba como una cantidad de tiempo ridícula.
Que equivocado estaba.
La paliza que nos dio el esquelético nos solo nos retrasó, sino que le creo una especie de paranoia al profesor, quien ahora es el triple de cauto a comparación de antes. No sería un problema si la comida no disminuyera cada día, por ahora parece que será suficiente gracias a las raciones de emergencia que empaco asi como lo que hemos encontrado en el camino… pero a este ritmo terminaremos muy justos al final del viaje.
Con el polideportivo frente a nosotros la primera parte de nuestra travesía esta por acabarse… asi como mis posibilidades de encontrar a Rubén y Santiago, después de todo, esta era mi mejor apuesta, si no están aquí… no sé qué más puedo hacer…
—Tenemos que encontrar la manera de entrar —las enormes e imponentes puertas metálicas del lugar nos cortan el paso.
—No creo que lo podamos hacer a la fuerza —le respondo.
—En realidad si es una opción… pero sería un desperdicio dejar inutilizado un refugio con un potencial como este.
Ciertamente Rubén tenía razón, el lugar tiene su atractivo en una situación asi, las ventanas son altas e inaccesibles para cualquier tipo de intruso y el que solo cuente con dos entradas es una ventaja.
—Podríamos rodear el lugar buscando la salida de emergencia… aunque lo más rápido seria escalar hasta las ventanas —musita arrugando la frente—, también podríamos intentar forzar la cerradura sin comprometer la integridad de…
—Profesor Nicolás, está abierto… —lo interrumpo al empujar la puerta y ver como cede sin oponer resistencia.
—Oh, excelente descubrimiento.
No adentramos al interior con precaución. La habilidad de sigilo me permite imitar los cautelosos pasos del profesor, ideales ante la incertidumbre de si adentro nos esperan una horda de cristalizados… o un grupo de sobrevivientes sin buenas intenciones.
Para nuestra suerte o desgracia, el lugar esta desierto… la razón salta a primera vista.
—El arquitecto que haya diseñado la estructura de este sitio se ha ganado mi respeto… —me dice asombrado mientras admira el interior.
—No entiendo cómo sigue en pie…
La fachada del edificio hacia parecer que estaba en perfecto estado, no obstante, al darle un vistazo al interior, uno solo puede pensar que solo la suerte lo mantiene en pie. Un terremoto bastante violento debió causar que el suelo de la parte de atrás se levantara unos cuatros metros de altura lo cual termino partiendo el lugar en dos con una perfección increíble. Debió haber sido algo precipitado y agitado ya que esa mitad del polideportivo quedo reducida a escombros, lo cual hace más impresionante el hecho de que el resto de la estructura este en tan buenas condiciones.
—No creo que ellos vayan a venir a este lugar… está en ruinas…
—Descartar esa idea sería incorrecto, después de todo, nosotros no nos dimos cuenta de su estado real hasta que entramos —responde dándome una palmada en el hombro—, además, cuando te enseñe las bases para usar la piedra como protección ¿No mencionaste que uno de ellos sugirió usar las láminas metálicas de los casilleros con ese propósito? De ser asi puede que vengan independientemente de que tenga o no utilidad como refugio.
—Supongo… —respondo poco convencido—, aunque también podrían haber pasado ya por aquí… en ese caso dudo que vuelvan…
—No podemos ir por la vida dando por hecho el peor escenario —me regaña—, así que hay que proceder con el plan original.
Sin muchos ánimos me dispongo a escribir una nota con un mensaje similar a la previa. La dejo en un lugar medianamente discreto y acompaño al profesor en una búsqueda no muy fructífera de cualquier cosa que pudiera ser de utilidad.
Iniciando nuestro regreso al refugio encontramos una conveniente tienda de ropa con un segundo piso que usaban de bodega, gracias a ello conseguimos un, ya urgente, cambio de ropa, asi como también donde pasar la noche.
—Durante estos días has practicado el enfocar y externar tu cristalización en partes específicas de tu cuerpo —comienza a dar una lección tras acabar con el único cristalizado que rondaba en el interior—, no obstante, centrarte solo en ello es insuficiente.
—Lo sé, lo sé, contra arañazos y mordidas es útil pero contra golpes contundentes no —respondo rápido para saltarnos la introducción—, ya pasamos por esta explicación, la solución es crear una estructura interna que contribuya a absorber mejor los impactos.
—No obstante, para lograr tal cosa se necesita de un material con propiedades mecánicas muy específicas y la piedra como la conocemos no es la más apta para ello…
—Pero esta… "piedra" que creamos es muy diferente, solo la llamamos asi porque es la manera más fácil de describirla —lo interrumpo cuando empiezo a conectar algunas cosas que desde hace tiempo no me hacían sentido—. En realidad la piedra ni siquiera es un compuesto químico especifico como el agua, ni siquiera tiene una definición detallada, esto… va más allá ¿No?
—¡En efecto! —exclama con entusiasmo—, ¡Diste justo en el clavo! ¡No debemos limitarnos a catalogar la cristalización como "piedra"! Este nuevo material, posiblemente un compuesto de silicio y/o carbono… o quizá podría tratarse de un alótropo de estos, puede que un compuesto de varios minerales que…
—Se está desviando de nuevo —le aviso una vez que veo su característica expresión de cuando se empieza a perder en sus mente.
—Cierto, una disculpa —sacude su cabeza para volver a la realidad—. Este nuevo material es sumamente versátil, por un lado es gracias a las propiedades mecánicas que tiene per se, pero aún más dado que solo está limitado por nuestra capacidad de visualización y entendimiento.
—¿Cómo?
—El grafito es un mineral muy poco duro, está casi hasta abajo en la escala Mohs, por otro lado, el diamante es todo lo contrario y si hablamos del grafeno, este tiene propiedades muy diferentes a los dos primeros —escucho su explicación al pendiente de que no convierta esto en una clase de geología—. ¿Qué tienen en común estos tres materiales tan dispares?
—Son…
—¡Son carbono puro! —exclama inspirado sin poder esperar para continuar hablando—, es carbono estructurado atómicamente de maneras distintas, ¡Son alótropos!
—¿Y exactamente cómo podríamos reordenar esto a nivel molecular…?
—En realidad no sé hasta qué punto se podría controlar la cristalización —dice mientras se serena poco a poco—, alcanzar la dureza del diamante o la elasticidad del caucho podría no ser posible… pero te sorprenderían los resultados que he alcanzado hasta ahora.
—De nuevo, ¿Cómo?
—Con esto —el profesor desanuda de su mochila un casco de futbol que tomo del polideportivo—. Usa tu sentido sísmico para estudiar su composición e intenta imitar lo mejor posible la estructura de la espuma.
En cuanto le pongo las manos encima le doy un "vistazo" preliminar a su interior. Solo eso me basta para estar seguro que no será fácil.
—Es un tanto complejo aun usando sentido sísmico.
—Y más aún cuando intentes replicarlo, necesitaras dedicarle tiempo y esfuerzo —es claro que será un dolor de cabeza.
—Bueno, supongo que me pondré a…
—No aun, queda otra cosa que enseñarte —levanto una ceja ante sus palabras, no me había comentado nada sobre otra "lección"—. Pregunta uno ¿Qué pasa si creas algo y lo sueltas?
—Se empieza a desintegrar al cabo de unos segundos —respondo al instante.
—Perfecto, diez puntos —me califica arbitrariamente como suele hacer—, pregunta dos ¿Por qué sucede?
—Porque… dejamos de concentrarnos en el objeto —respondo tras dudar un momento ya que dada su expresión parece tratarse de una trampa.
—Incorrecto, eso es lo que lo detona, mas no la explicación del porqué, tienes un segundo intento a menos que quieras cero puntos.
—Entonces… ¿Es porque dejamos de suministrarle energía…?
—Bien, pero solo siete puntos, responder a manera de pregunta es adivinar.
—Entonces con los cristales es posible evitar que se deshaga —afirmo con seguridad pese a que no tengo idea, pero conociendo al profesor es a donde quiere llegar y como es usual los cristales casi siempre son la respuesta.
—¡Perfecto! —exclama tronando los dedos— si redireccionas la energía de un cristal hacia algo que estes creando evitaras que se desintegre.
El profesor aprieta el cristal con su mano derecha y con la izquierda empieza a moldear un pequeño cubo. Al terminarlo lo lanza hacia mí, este se mantiene completamente sólido, estable y sin signos de convertirse en polvo.
◆Nueva habilidad Aprendida◆
◆Petrocristalización Perpetua – Tus creaciones de piedra se tornan permanentes si se usa un cristal como fuente auxiliar de energía◆
—Obtuve la habilidad —le digo mientras leo la descripción de esta.
—Perfecto, usa lo que queda del día en recrear la espuma usando este método, asi practicaras ambas cosas a la vez —mientras me da indicaciones crea unas cuantas tablillas en su mano con texturas extrañas—, apóyate en estas, te pueden dar una idea de cómo puedes modificar la estructura interna, algunas son más sencillas para que empieces poco a poco.
—Está bien, pero… ¿De qué sirve gastar un cristal para evitar que las cosas se hagan polvo? No le encuentro mucha utilidad…
—Nunca subestimes el conocimiento —me reprende—, es mejor contar con la mayor cantidad de herramientas posibles, aun si algunas parecen no valer la pena al principio.
—Pero desperdiciar cristales…
—Tenemos de sobra —me interrumpe mientras me extiende una bolsa llena de ellos—, además, en este caso esto si tiene una utilidad especifica, mañana lo veras.
—Está bien… —suspiro con resignación, lo conozco lo suficiente para saber que no me dirá más.
Me dispongo a practicar esta nueva habilidad mientras el profesor toma una siesta, algo que estos días se ha vuelto menos inusual, parece no estar durmiendo bien en las noches.
Con un par de horas en ello puedo afirmar que la cristalización perpetua es más sencilla de lo que pensé, temía que se me dificultara tanto como la purificación ya que a día de hoy sigo sin poder dominar la parte "invertir" la energía.
Imitar las tablillas que hizo el profesor es una tarea complicada, pero no se compara a la espuma del casco, esa parece como una tarea imposible. Para hacer algo tan preciso tengo que concentrarme en crear cada capa con mucha concentración, me recuerda mucho a las impresoras 3d… pero es muy pesado mentalmente intentar hacer lo que solo se logra con una computadora.
—Si dominas esto te volverás más rápido y versátil al usar la cristalización —dice el profesor Nicolás tras despertar—, como debiste haber notado, no todos estos diseños son para absorber impactos, algunos son para ahorrar tiempo y energía sin comprometer la resistencia del producto final como lo hace una…
—¿Impresora 3D?
—En efecto.
—Pero no veo como esto podría hacerme ahorrar tiempo —digo exhausto y con solo unos cuantos resultados "decentes"
—Es como la memoria muscular, una vez que te acostumbres a esos patrones complejos lograras hacerlos en segundos, mientras que los más sencillos los harás casi en automático —me responde dándome ánimos—. En cualquier caso deberías dejarlo por hoy, ya es noche.
Después de una cena sencilla me da algunos consejos y ponemos a prueba mis creaciones, dicho con otras palabras, el profesor destruye sin pena lo que tanto tiempo y esfuerzo me tomo. Supongo que era necesario, pero auch.
30 de Agosto de 2021
Día 38
La cantidad de diésel que hemos logrado reunir ha sido… medio decente, sumado a lo mucho que avanzamos en este par de días sin ningún contratiempo puedo decir que estamos en una buena racha… o al menos… estábamos.
—No hagas… ningún ruido… ni te muevas… de manera súbita —me susurra el profesor con una voz tensa.
—Lo sé… si algo sale mal estaremos en problemas…
Ambos intentamos mantener la calma mientras nuestros ojos están clavados en el aullador que hay al final de la calle. Retroceder sería la mejor idea, pero a nuestras espaldas se encuentra otro aullador que, osada y estúpidamente, decidimos pasar de largo en vez de rodear, sin tomar en cuenta lo larga y estrecha de la calle que teníamos delante.
—Insisto en que nuestra mejor opción es intentar atacarlos al mismo tiempo, si no tienen tiempo de aullar no son una amenaza.
—Si fallamos en coordinarnos a la perfección estaremos rodeados en cuestión de minutos —replica con susurros—, aunque ciertamente no tenemos muchas alternativas…
El profesor Nicolás se comporta más extraño que de costumbre… más bien, con una extrañeza "diferente", lo noto menos enfocado y un tanto inseguro de sí mismo, algo raro en él, pero con lo extenuante que ha sido esta travesía no lo culpo.
No perdemos más tiempo y nos ponemos de acuerdo para cada quien atacar a uno de ellos. De manera sigilosa nos acercamos hasta acortar la distancia a solo un par de metros, es lo más que podemos hacer sin ser detectados. Una vez listos el profesor levanta su mano sosteniendo una roca…
El ventanal rompiéndose al otro lado de la calle es la distracción para esas cosas asi como la señal para nosotros.
La apertura es de solo un par de segundos, en cuanto se giran hacia el origen del ruido me abalanzo contra el aullador con mi brazo petrificado apuntando directo a su cráneo.
Un solo golpe lo hace caer el suelo.
Un segundo deja al descubierto su núcleo
Un tercero me asegura que nunca volverá a levantarse.
Un chillido infernal tan familiar como terrorífico hace que mi corazón se detenga un segundo, es tan penetrante y agudo que siento mis tímpanos al borde de reventar. Dirijo mi mirada con pánico hacia atrás divisando al otro aullador sin ningún rasguño y al profesor de rodillas apretando sus oídos mientras grita de dolor.
Corro a toda velocidad para callar al cristalizado lo antes posible. El ruido es más insoportable con cada paso que doy pero no lo suficiente para incapacitarme como al profesor… el aullador debió haberlo herido.
El silencio se hace en el momento en que atravieso el pecho del cristalizado con una fuerza que incluso a mí me sorprende. Segundos después el profesor logra ponerse de pie con una expresión aturdida.
—¿Está bien? —pregunto preocupado al verlo tan afectado—, ¿Dónde lo hirió?
—Estoy bien… solo me causo… jaqueca… —me responde con dificultad.
—¿Qué? ¿Entonces por qué…?
—Tenemos que irnos de aquí rápido… —me interrumpe—, tenemos que correr…
—¡No! ¡Espere! —lo tomo del hombro cuando esta apunto de correr en una dirección casi al azar—, es inútil, vendrán de todas direcciones.
—¡Por eso debemos correr! —insiste obstinadamente.
—¡Escuche lo que está diciendo! —replico un tanto desesperado—, si solo corremos, no importa en qué dirección, nos encontraremos con una horda de manera inevitable.
—Entonces hay que… —gruñe apretando sus sienes sin poder terminar su oración.
—¡Vayamos por las azoteas! —digo de inmediato al recordar la idea que Rubén tuvo en el pasado—, vayamos al edificio más alto.
—No… —se niega a lo que estoy por refutar enfadado—¸ tu idea es buena, pero vayamos a un edificio que no les se saque tanta altura a los contiguos, eso lo complicara… además debe conectarse con varios para poder alejarnos lo suficiente…
—Cierto, cierto… —digo buscando los alrededores— ¡Aquel!
Corremos hasta el edificio que señale y de un solo golpe en conjunto rompemos la cerradura de la entrada.
—¡A las escaleras! —me ordena mientras el sonido de una ingente cantidad cristalizados se escucha a la distancia.
En el segundo piso no encontramos salida a la azotea, pero el profesor no tarda en romper una ventana con todo y marco para luego empezar a crear una escalera bastante solida con una velocidad impresionante.
—No creo que puedan subir hasta acá —digo mientras alcanzo la azotea y veo como la calle se está atiborrando.
—Apréndete esto: No subestimes a los cristalizados —me corrige con firmeza—. Sera mejor continuar antes de que lleguen esqueléticos o sabuesos.
Saltamos de azotea en azotea, incluso cruzando callejones creando puentes de piedra que daban un vértigo de muerte, pero que nos permitieron alejarnos hasta llegar el punto en que nos era imposible avanzar, rodeados de casas por las cuales era difícil y peligroso continuar por los techos.
—No nos queda mucha luz del día… —digo mordiéndome el labio sin ideas de que hacer ahora.
—Y aun no podemos bajar… ese chillido duro mucho, aún hay bastantes de ellos en las calles.
—Pero aquí estamos seguros… ¿No? Podríamos quedarnos aquí arriba hasta que se disperse la horda.
—Podría tomar días... nuestra única opción es pasar a través de ellos.
—Eso es una locura… —contesto de manera incrédula ante su idea.
—No hablo de ser imprudentes —me aclara—, al igual que antes necesitamos una distracción… y atacarlos con fuego puede ser nuestra mejor opción.
—¿Fuego? —lo cuestiono con escepticismo— son monstruos de piedra, no creo que sea lo más efectivo.
—No los dañara, pero si los hará huir —fija su vista en las calles como si buscara algo en especifico—. Confía en mí, es nuestra única salida.
—Entonces usemos el diésel, será una pena perderlo pero…
—No, no servirá, no es suficientemente inflamable, necesitamos solventes como alcohol, acetona o de preferencia gasolina, pero no creo que podamos alcanzar los autos en las calles.
—Las casas de enfrente tienen cocheras, en alguna debe haber mínimo un carro con gasolina.
—En ese caso empecemos por ahí.
Con solo un poco de dificultad saltamos hacia el techo de la casa más cercana y buscamos la manera de bajar de manera discreta. No encontramos nada más que un par de cristalizados en el interior y una cochera vacía, pero por suerte, en la siguiente damos con una camioneta que parece tener el tanque casi lleno.
—Encárgate de la gasolina, yo conseguiré el aceite —me indica mientras me pasa la manguera.
—¿El aceite? ¿Del carro? —pregunto mientras moldeo un bidón de piedra usando un cristal, un uso muy útil de la cristalización perpetua y la principal razón por la que me enseño esta habilidad.
—Una buena bomba molotov lleva aceite de carro para que la gasolina se adhiera a las superficies de manera efectiva.
—Es un poco inquietante que se sepa un dato como ese —digo en broma aun sin acostumbrarme a que sea una enciclopedia andante.
—Hice muchas cosas en mi juventud —su respuesta me hace alzar una ceja con genuina sorpresa y curiosidad—, pero eso no importa, hay que apresurar esto antes de que oscurezca.