De repente, Li Deren sintió una luz fría, un escalofrío en su cuello, como si una aguja se hubiera clavado en su garganta. Lo ignoró, continuando gritando. Un segundo después, sintió que cada vez que hablaba, su garganta era cortada por innumerables cuchillos.
—Tú... —Li Deren miró incrédulo a Ren Feifan frente a él.
¡Si solo hubiera sabido que este tipo se vengaría así tres años después, habría descuartizado a este demonio sin importar las consecuencias!