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Ren Feifan viajó incansablemente, sin regresar a la Ciudad de Flujo de Nubes hasta las dos de la mañana.
A esa hora, la Ciudad de Flujo de Nubes estaba tan tranquila como un pueblo fantasma, sin embargo, una luz todavía brillaba en la tetería de Mohan.
Ren Feifan sabía claramente en su corazón que, probablemente, la luz había sido dejada encendida por órdenes de Su Mohan.
Este pequeño detalle le dio una sensación de calidez.
Cuando Ren Feifan entró en la tetería de Mohan, encontró a Su Mohan sentada sola, bebiendo té tranquilamente, pareciendo algo distraída.
Fue solo cuando ella vio a Ren Feifan que un brillo apareció en sus ojos.
—¿Has terminado tus asuntos? —preguntó Su Mohan.
Ren Feifan simplemente asintió.
—Bien, ¿debo ir a buscar a Xu Shihan en la provincia de Jiangnan yo sola, o vendrás conmigo?