En este momento, Ren Feifan no podía escuchar el aullido de esos animales en el campo de entrenamiento. Estaba sosteniendo la delicada mano de Xu Shihan, sintiendo su calidez.
A decir verdad, las manos de Xu Shihan estaban increíblemente bien cuidadas. Eran suaves y delicadas, un placer al tocarlas.
Xu Shihan giró sus encantadores ojos y, con evidente curiosidad, miró a Ren Feifan y preguntó:
—¿Te gusta cómo se siente mi mano?
Curiosamente, Ren Feifan respondió:
—Esposa, incluso tu pecho es más cómodo que esto. ¿Debería tocar otra parte?
—¡Tú! —Xu Shihan abrió mucho los ojos e intentó soltar su mano. Sin embargo, descubrió que el agarre de Ren Feifan era como si estuviera pegado con súper pegamento. Después de luchar durante mucho tiempo, simplemente se dio por vencida.
Xu Shihan frunció ligeramente sus labios rojos y lo interrogó: