Justo entonces, su pareja se movió en su sueño. Alertado, Arlan la observó, preguntándose cómo reaccionaría al verlo a él —su pareja— después de completar el vínculo. Tenía curiosidad por ver su reacción ante la marca, pero más importante aún, por descubrir como quién despertaría: ¿Oriana o Esmeray?
No importaba para él, ya que había aceptado a ambas. Sin embargo, si ella era Esmeray, no estaba seguro de cómo respondería, ya que nunca habían comunicado directamente. Su pelo aún era de color negro, lo que sugería a Esmeray.
Finalmente ella abrió los ojos y miró el techo, sus iris rojos confirmando a Arlan que era Esmeray.
—Buenos días —dijo él suavemente, queriendo captar su atención y hacerle saber de su presencia.
Ella se volvió para mirarlo, sus ojos rojos observándolo en silencio.
—¿Dormiste bien? —preguntó él, sabiendo que tendría que iniciar la conversación. Al no ver oscuridad amenazante en sus ojos, se tranquilizó al ver que ella ya no era la demonio llena de ira.