Fueron al restaurante, donde los dirigieron a la mesa reservada. Erin se dirigió a Lucian, quien se detuvo en la entrada. —Acompáñanos.
—Está bien —él declinó.
—Aunque seas guardaespaldas, sigues siendo un noble. No puedo permitir que te quedes aquí afuera —insistió ella y entró.
Lucian siguió detrás de ella en silencio. Usando su estatus de noble, él la había ayudado con el calzado, y ahora ella estaba utilizando la misma razón para pedirle que comiera con ella.
Tuvieron una comida tranquila donde nadie habló mucho, excepto Bree, que ocasionalmente hablaba cuando necesitaba servir comida en el plato de Erin.
Después de la comida, recorrieron algunos lugares más, deteniéndose de vez en cuando para ver obras de teatro callejeras y bailes folclóricos realizados por varios grupos. Erin se aseguró de instruir a Bree para que pusiera dinero en las canastas de esos grupos que actuaban, entendiendo que esa era su única forma de ganarse la vida.