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Después de que Arlan se despidió de sus invitados que partían, volvió al interior de la mansión para encontrar a Oriana esperándolo en el foyer, su comportamiento sugería urgencia.
—¿Esperando por mí? —Arlan preguntó, despertándose su curiosidad.
Oriana asintió, su expresión determinada. —Quiero volver al palacio.
Arlan comprendió inmediatamente su intención; ella buscaba volver con su abuelo, probablemente para administrarle la píldora que había creado para tratar al anciano enfermo.
Girándose hacia el caballero que lo había acompañado, Arlan dio sus instrucciones. —Rafal, llévala donde quiera ir. Sigue sus órdenes y atiende a sus necesidades.
—Sí, Su Alteza —respondió Rafal, reconociendo la orden.
Con una mirada hacia atrás a Oriana, Arlan transmitió su confianza en Rafal. —Tengo trabajo que hacer. Puedes informar a Rafal de cualquier cosa que necesites. Él está a tu servicio.