"Oriana continuó avanzando, cada paso la llevaba hacia adelante en la noche.
Debajo del abrazo aterciopelado de la extensión estrellada, un lago sereno brillaba, bañado en la luminiscencia tierna del toque plateado de la luna. Árboles altos rodeaban el borde del agua, sus hojas susurraban secretos apagados en la brisa fresca, que traía consigo una suave fragancia de flores.
Una delicada niebla flotaba sobre la superficie del agua, prestando un aura sobrenatural a la escena. En medio de este escenario, un hombre apuesto, vestido con un conjunto elegante y sin esfuerzo, se mantenía firme y confiado. Su silueta se fundía perfectamente con el tranquilo telón de fondo del agua. De su porte emanaba una elegancia innata, un testimonio de su naturaleza segura de sí misma. Su pelo danzaba suavemente con la brisa, otorgando un toque de atractivo salvaje a su comportamiento generalmente compuesto.