Atticus permaneció en silencio por un momento, su expresión indescifrable. Su mente corría mientras distintos pensamientos parpadeaban en su cabeza.
—¿Y los paragones? ¿Qué piensan ellos? —preguntó Atticus. Desde la memoria de Ozeroth, el Rey Espíritu había hecho conocer su presencia a los paragones de la humanidad. Eso significaba que ya estaban conscientes de la existencia de otro mundo y del abrumador poder del Rey Espíritu.
Más importante aún, entendían la amenaza que representaba la familia Starhaven. Atticus estaba algo sorprendido de que la guerra no hubiera estallado ya.
Dario vaciló brevemente. —Los paragones ya estaban al tanto de la existencia de otro mundo, aunque han mantenido eso muy en secreto, especialmente de las masas. De hecho, la única razón por la que yo sé esto es en parte porque lo presencié yo mismo y en parte porque soy tu subordinado directo.
Atticus notó un leve destello de emoción al mencionarse que era su subordinado, pero lo ignoró.