Los días se convertían gradualmente en semanas. Archi ya tenía algunas semanas de nacido. Era único, a veces hacía cosas que resultaban demasiado impactantes.
A las 12 semanas de edad, ya podía gatear, lo cual dejó a Nyx totalmente asombrada. A veces, intentaba ponerse de pie.
Cuando Nyx estaba preparando la comida, él estaría en la cocina, tratando de ayudar a su madre a su propia manera.
En resumen, era un niño muy dulce, pero a veces podía ser muy problemático. Ya había desarrollado un vínculo con Dora y la consideraba su hermana mayor.
—¡Archi, no otra vez! —Nyx corrió para detener a Archi de gatear hacia fuera.
—¡Dora, la puerta está abierta!
—¡Oh, ya voy, a cerrarla! —respondió Dora.
Nyx exhaló —Oh, Archi, tal vez seas extraño pero aún así me das mucha alegría —lo abrazó.
Él rió, y sosteniendo su cara, ella no pudo evitar la sonrisa que se formó en su rostro.
Dora entró y cerró la puerta detrás de ella —¡Uf! ¡Hoy tuvimos grandes ventas! —dijo emocionada.