Este capítulo trata sobre la figura del Agente Libre (emprendedor), la nueva tendencia en el mercado laboral de California, Estados Unidos. Como es un Estado
«exportador» de ideas al resto del mundo, me temo que esa ola nos alcanzará (si es que no lo ha hecho ya). Millones de personas eligen ser agentes de su futuro profesional y libres de las servidumbres de trabajar para una empresa. Directores Generales de su vida. Son millones y van en aumento. Sigue leyendo y sabrás cómo son y cómo piensan estas personas.
El modelo nace en Hollywood y se extiende al mundo de los micronegocios como la pólvora. Profesionales cuyo principal activo es el talento (productores, directores, guionistas, actores, etc.) colaboran en un proyecto concreto, una película, y después de concluirlo se separan cada uno en busca de su nuevo proyecto. Es posible que vuelvan a coincidir en otra película porque estos profesionales libres dependen: A) de su red de contactos, B) de su creatividad y C) del éxito de su último trabajo.
Su caché depende al 100 % de sus méritos propios, no se escudan detrás del resultado de una organización donde todo queda difuminado y borroso. El modelo de Hollywood es el paradigma del agente libre o emprendedor trasladado a cualquier sector económico.
Lector, hay un mercado creciente para el talento. Ya no es el capital, sino el talento, el recurso más importante. ¡Abajo el capitalismo y viva el «talentismo»! Es el momento de la gente auténtica, coherente, comprometida, talentosa… que piensa en grande.
Tom Peters, visionario empresarial, hace décadas que lo viene pronosticando:
«Trabajar hoy depende de dos cosas: talento y proyectos». ¿Cuáles son tus talentos? Y
¿cuáles tus proyectos?
Un agente libre define su horario de trabajo (horario flexible), también elige trabajar donde quiere (en casa o en su despacho), elige sus clientes (con quién vale la pena invertir esfuerzos) y elige los proyectos en los que trabajará (retos con los que aprender). El agente libre tiene la certeza de que nunca volverá a aburrirse trabajando en un empleo convencional haciendo tareas predecibles, sin aprender gran cosa, y esperando que llegue el fin de semana. La era del agente libre, del emprendedor, es una bendición tal como la veo yo, porque acaba con la condena perpetua de un empleo aburrido y con el sopor de muerte de «ir tirando» hacia quién sabe qué.
¿Libre? El agente libre es un emprendedor que prefiere servir a múltiples clientes antes que a un jefe, a una empresa. Por eso es libre.
Para el emprendedor (o agente libre o micronegocio o nanonegocio..., como quieras llamarle) la libertad es lo principal. También elegir los proyectos en los que va a trabajar. No le importa el tamaño, no pretende crecer, sino disfrutar aplicando sus talentos, ganarse bien la vida y realizar un trabajo con pleno sentido y libertad coherente con su escala de valores. La grandeza no es una cuestión de tamaño sino de significado. Por ello saben que es mejor mantener una estructura pequeña o moderada —su secreto para la supervivencia—; y no pretenden crecer en tamaño (aunque sí en: libertad, como profesionales, como personas y en ingresos). Los agentes libres son los valedores de un
nuevo orden: la gran corporación es un modelo insostenible y desfasado. ¡Lo pequeño es hermoso!
Me he convertido en un conferenciante y formador orientado hacia las causas con significado y orientadas a la grandeza interna. Creo en eso por encima de todo.
Sí, lo pequeño es hermoso. Los micronegocios —nanocorporaciones— y los negocios desde casa son la evolución natural del actual modelo prusiano —masivo, impersonal, alienante— de ocupación.
El agente libre es un profesional independiente, autónomo, emprendedor, freelance que trabaja para sí mismo, eligiendo en qué y para quién. Se mueve en cualquier sector de la economía en el que pueda realizar un servicio y proporcionar un producto para diferentes clientes. Como su negocio cuenta con una sola persona, él, no pretende atender a todo el mundo pero sí elegir a quién atiende. El crecimiento de-su facturación no viene por buscar más clientes sino por seleccionar los mejores clientes y proyectos. Es como la guerra de guerrillas (los grandes ejércitos ya no ganan las guerras).
Dato: un mismo trabajo genera un l5% más de ingresos si se realiza como freelance que como empleado. Piensa en esto: ¿Podrías convertir tu empresa empleadora en uno de tus clientes?
En cierta ocasión, una de las asistentes al seminario «El Código del Dinero: Libertad
Financiera» dijo que eso de trabajar como externa para su empresa le parecía inseguro.
¿Inseguro? En realidad, aunque parezca paradójico, los agentes libres se sienten más seguros que trabajando para una organización. Muchos de ellos empezaron a trabajar como freelance porque precisamente fueron despedidos.
¿Te han despedido? ¡Contrátate a ti mismo! Las estadísticas dicen:
Perfil del Agente Libre
Edad promedio: 42% años
Sexo: 51% mujeres
Estado civil: 56% casados
Estudios: 39% superiores
Lugar de trabajo: 61% casa
Razones: 74% por libertad
Lo mejor
Libertad, control, independencia
Lo peor
Ingresos inestables, promocionarse
(Fuente: Daniel Pink, Free Agent Nation, sobre una consulta a 1.143 freelance de EEUU año 2001)
La mayoría de los problemas financieros son fruto de la creencia generalizada en los cuentos de hadas. En mi opinión la seguridad no está en ninguna parte, salvo como un recurso fantasioso en los cuentos de hadas buenas y brujas malas. «No hay ninguna seguridad en esta tierra. Sólo oportunidad» (Douglas MacArthur). Vale, tomamos nota.
La «seguridad» del agente independiente consiste en que depende sí mismo y dudo que nadie planee fallarse a sí mismo, antes bien se esforzará al máximo en cuidar de sí mismo. Yo creo que la mayor garantía para contar siempre con trabajo e ingresos es tu creatividad; si no fallas ahí, todo irá como la seda. Tu seguridad es saber que tu creatividad hará que te ganes la vida sean cuales sean las circunstancias. Tómate en serio estas palabras.
Tal vez los roles de empleado y agente libre se complementen en el futuro. No digo que no. Empleado hasta la edad del retiro, supuestamente a los 65 años; y de ahí en adelante, «e-retirado» o agente libre trabajando desde casa, utilizando las nuevas tecnologías e Internet para generar ingresos complementarios a su exigua pensión.
¡Buena suerte!