Habiendo recibido una respuesta positiva, la respiración de Adkins no pudo dejar de hacerse irregular. Su mente se llenó instantáneamente de todo tipo de sueños.
—Si puedo adquirir un artefacto Soberano dentro de la Necrópolis de los Dioses, o quizás una de las legendarias chispas Soberanas y llegar a ser un Soberano incomparablemente poderoso, entonces yo, Adkins...
Sólo pensar en ello hizo que la sangre de Adkins hirviese de anticipación.
Pero de repente, Beirut frunció el ceño y dijo apresuradamente: —Espera, no podemos abrirla mañana.
—¿Qué? ¿Por qué no?
Adkins estaba frenético.