—¿Tu ataque más poderoso? —los ojos de Desri se iluminaron y dijo mentalmente—. ¿Qué tan seguro estás?
—En este momento, 70% —dijo Linley—. El requisito previo es que tengo que acercarme a él.
Linley se quedó mirando al lejano Tirano de Llamas. El Tirano de Llamas, al entrar en su forma de batalla, se había reducido dramáticamente en tamaño, e incluso las rocas que componían su cuerpo habían cambiado. Uno podría imaginar cuan drásticamente se había elevado el poder de defensa y la velocidad del Tirano de Llamas.
¡En ese momento, el Tirano de Llamas era verdaderamente aterrador!
Pero para Linley, ese tipo de defensa rocosa era inútil.