—¡Mi hijo! ¡Es realmente mi hijo! —exclamó William Cole.
—Eso es correcto, han pasado aproximadamente catorce o quince días desde aquella noche... Una mujer embarazada debería estar experimentando náuseas matutinas leves para ahora —calculaba con los dedos.
—¡Ruth! ¡Mi hijo! —William Cole excitadamente atrajo a Ruth Amanecer hacia sus brazos, casi delirante de alegría—. ¿Voy a ser padre? ¡Jajaja! Yo, William Cole, voy a ser padre también.
—¡Suéltame! ¿Y si lastimas al bebé? —se quejó Ruth suavemente, empujándolo un poco.
Pero William no la soltó. Sostuvo a Ruth con fuerza y sonrió arrogante —Como médico, lo sé perfectamente bien. El bebé no será dañado. Apenas han pasado diez días o algo así desde que comenzaste a experimentar náuseas matutinas.
—Pero necesitas cuidarte. Hay algunas plantas de ginseng en el Salón Trece que vinieron de la Montaña Blancaeterna, todas tienen setenta u ochenta años. Haré que Dragón Verde te entregue algunas.