Después de varios intentos, William Cole despertó a Ruth Amanecer.
La mujer casi se derrumbó, lanzándose a los brazos de William y llorando —¡Pensé que estaba acabada!
—Está bien, ya está bien —William sostenía a Ruth, consolándola con palmaditas en la espalda con su mano.
El miedo la hizo temblar, su piel se erizaba con escalofríos en sus brazos.
A través del brillo tenue del colgante de jade en forma de dragón, William miró con preocupación el pálido rostro de Ruth.
—William...Tengo tanto frío... tanto frío... —Ruth temblaba, aferrándose a William.
Las lágrimas brotaban de sus ojos —¿Vamos a morir aquí?
William sonrió, tranquilizándola —No te preocupes. El equipo de rescate del Dragón Verde vendrá por nosotros.
Los ojos de Ruth estaban rojos —Pero estamos en una cueva. Es profunda, con innumerables túneles entrecruzados. Ni siquiera sabemos cuántos hay.