Esta mañana ayudo a vestirse a Shi. La pomada es milagrosa, casi no le duele. Pero es mejor que la ropa le roce lo menos posible, que la pomada que le he puesto esta mañana no se desplace. Su cuerpo desnudo es seductor, sus cicatrices no disminuyen el atractivo de sus curvas perfectas. Pero no es momento ni situación para nada más que apresurarnos al comedor.
La mañana ha sido como siempre, copiando símbolos. He tenido que esforzarme más de lo normal en mantener la concentración. Estoy nervioso, no puedo evitarlo. Y más cuando veo las tareas de mañana. El estudiante Fen ha reservado mi tiempo para la tarde, está claro que trama. Me apresuro para reservar la mañana en el laboratorio. Y para traer leña antes del momento crucial. Entre medio, escojo transporte.
Ya no hay vuelta atrás, apenas consigo evitar que me tiemblen las piernas. Estoy más asustado de lo que creía, pero también excitado. Estoy deseando que llegue mañana y temo que llegue. No sé si soy más valiente de lo que creía o más cobarde de lo que había imaginado.
Por ahora, me toca ayudar el la construcción de un nuevo edificio. Creo que es algún tipo de almacén de una planta, aunque no lo sé muy bien. Tampoco es que me importe, me limito a hacer lo que me dicen. No dejo en ningún momento de pensar en mañana.
Cuando vuelvo a dormir, me encuentro con que Shi ya ha vuelto.
–Hola. ¿Cómo está la espalda?– le pregunto, sentándome junto a ella.
–Mejor– me dice con una extraña expresión. Parece preocupada.
–¿Ocurre algo?
–¿Estás bien?– me pregunta ella.
Entiendo, ha visto mis tareas para mañana. No es muy difícil para ella imaginarse lo que me espera.
–Estaré bien– le aseguro.
Ella se acerca y me besa. No suele hacerlo. Está realmente preocupada. Me obliga a recostarme y se quita la ropa. Es realmente extraño que tome la iniciativa. Parece que me aprecia más de lo que quiere reconocer. Por una parte me alegra. Por otra me preocupa. Si no sale bien, podría acabar muy mal para mí. Podría incluso morir. Sería un golpe para ella. Vaya, parece que yo también la aprecio más de lo que quiero reconocer.
Por un momento me siento culpable. Me pregunto si no sería mejor asumir el sufrimiento y no arriesgarme. Pero es un poco tarde. Ya no es posible echarse atrás. Me acabarían descubriendo. No es fácil deshacer lo que ya he hecho.
Ella se agacha y mete mi miembro en la boca, chupándolo, succionándolo con suavidad, mientras se da placer a sí misma. El placer es intenso, es experta en ello. No ha tenido otro remedio que aprender. Además, como dice ella, si consigue que se corran en su boca casi nunca la penetran después, no tienen la energía suficiente. Es triste, pero es lo menos malo para ella.
Pero esta vez se detiene cuando mi miembro está totalmente erecto. Se incorpora para colocarse sobre mí, y baja poco a poco, haciendo que penetre su húmeda vagina.
–Ah– gime cuando llega hasta el fondo.
Sus caderas se mueven despacio, besando mi pecho, mi cuello, mis mejillas, finalmente mis labios de nuevo. Yo me dejo llevar, acariciando su culo, su espalda. Es agradable el calor de su piel en mis manos, incluso el tacto a veces áspero de una piel no cuidada, la consistencia de un cuerpo con poca grasa, y mucho músculo, pero aun así con curvas perfectas.
Gimo casi sin darme cuenta, sintiendo el placer en cada uno de sus movimientos. Su fragancia es estimulante. A pesar de no haber perfume, de que es solo el aroma de su cuerpo. O quizás por ello. Huele a ella. Sus pechos balanceándose son hipnóticos. El sudor deslizándose por ellos, tentador.
–Ah, aah, aaaaah– gime ella. Gimo yo.
Mi miembro entra y sale de ella. Sus pechos suben y bajan con suavidad, pues no está siendo nada brusca. Ella se vuelve a acercar, a besarme. Aprovecho para acariciar su pecho, para estrujarlo con una mano y pellizcarle un pezón con la otra, pero sin apretar demasiado.
–Mmmh– vuelve a gemir, sin para de moverse –. Ah, aaah, aaaah, aaaah.
No tardo en eyacular, llenando su vagina de un líquido blanco que no podrá cumplir su cometido. Sé que ella no ha llegado al orgasmo, pero no puedo evitarlo, es demasiada estimulación. Ella no se queja. Nunca lo hace. Me mira con ternura y me sonríe. Nunca me había sonreído así. Creo que está asustada por mí. No puedo evitar un estremecimiento desde lo más profundo de mi alma. Se preocupa más por mí que por ella. Creo que es la primera vez que alguien lo hace.
Pero no podemos dejarnos llevar. El cariño es aceptable. El amor no. No en nuestro mundo, en el que ni siquiera podemos tener hijos, si no es la voluntad de nuestros dueños. Lo ponen en la comida.
Ella sigue encima de mí, recuperando el aliento al igual que yo. Cuando nos recuperamos, ella se aparta un poco, pero se queda a mi lado, abrazada a mí. Me besa en la mejilla y se acomoda en mi pecho. No tarda en quedarse dormida. Es la primera vez que lo hace abrazada a mí.
La miro con ternura. Me gustaría prometer que haré algo por ella. Pero la realidad es la que es. Ambos somos esclavos.
Me duermo sintiendo más calidez de la que nunca haya sentido. Me permito olvidar los planes de mañana. La abrazo y la beso en la cabeza. Me duermo poco después. Mañana volveremos a la cruda realidad.
—————
Casi no me mira por la mañana. Nunca la había visto tan tímida. Lo entiendo, tampoco yo me atrevo a casi a mirarla. No estamos acostumbrados a dejarnos llevar por nuestros sentimientos. Es un lujo que no podemos permitirnos.
–Ten cuidado. Te espero luego, pase lo que pase– me susurra ella.
Le preocupa que me hunda, es consciente de que no hay escapatoria. No puede saber que está equivocada. Que en realidad voy a correr mucho más peligro del que se imagina.
Entro en el laboratorio de alquimia. Hoy somos muchos aquí, es el día semanal de reparto de píldoras y hay mucho trabajo.
Voy trayendo paquetes y limpiando mientras observo alrededor, esperando. A media mañana aparece el estudiante Fen con sus amigos. Tienen dinero, así que compraran píldoras a quienes quieran vender. Hoy no les toca a ellos en el reparto. Mi corazón late con fuerza, parece que se me va a salir del pecho, pero debo de parecer calmado.
Sin que me vean, me coloco detrás de él y consigo que un trozo de una planta se pegue en la suela de su calzado. Es extremadamente resbaladiza. Cae al suelo de cara, gracias a una pequeña ayuda mía. Rápidamente desaparezco entre estudiantes y esclavos.
No me han visto y él está sangrando. La primera parte del plan ha salido bien. Es un alivio. El plan B era más peligroso.
Como era de esperar, lo llevan a la enfermería del laboratorio. Me aseguro de que le dejan solo durante un rato. Si no, tendría que haber llamado a quien estuviera con él con alguna excusa. Me escondo cuando sale. Es todo lo que necesito. Que se sepa que ha tenido la oportunidad.
Vuelvo al almacén. Disimulo hasta que la esclava que está recogiendo material sale. Cojo una de las cajas. Como todas, contiene varios saquitos con diez píldoras. Cada una de ellas se le da a un alumno cuando pasa de la tercera etapa del cuerpo, para ayudar en su cultivación. También al cabo de unos meses, no sé cuántos. Es la etapa del estudiante Fen. Pero esa caja es especial, es la que he ido quitando una píldora cada día, durante diez días. Las escondía en la boca, protegidas por un trozo de tela impermeable.
Cojo una de las bolsas llenas y distribuyo las píldoras en las que faltaba una. Luego agujereo la bolsa y la tiro en la zona de desechos. No es la única bolsa desechada, así que no hay problema. Cierro la caja y la pongo en la pila, asegurándome que saldrá hoy, pero más tarde. Solo queda esperar.
Más de una hora después hay una conmoción entre los responsables del laboratorio. Hacía cinco años que no pasaba algo así. Lo recuerdo muy bien. Cogieron al estudiante que robó las píldoras. Le dieron una paliza y desapareció. Se cree que fue expulsado. Los esclavos sabemos que murió.
—————
Estoy algo preocupado. Bueno, muy preocupado. Ya casi he terminado mi turno de transporte. Solo queda el de leña antes de ir a la habitación del estudiante Fen. Sé que en la ocasión anterior llamaron a los esclavos que tenían que limpiar habitaciones de los sospechosos. Aún no han contactado conmigo.
Si esperan a mañana será demasiado tarde. Quizás consiga igualmente mi objetivo, pero pasaría por algo que no quiero volver a pasar. Sé que hay hombres que les gusta que les penetren por detrás, pero para mí es un trauma e niñez que creía haber olvidado. Estos días he descubierto que no era así.
Algunos de los esclavos lo asumen, como si fuera otra paliza más. Otros como un calvario y humillación que va más allá de lo soportable. Me temo que podría ser de los segundos. Un sudor frío vuelve a recorrer mi espalda.
Se me vienen a la cabeza ideas absurdas como intentar huir. Tampoco puedo autolesionarme. Puedo intentar hacer algo peligroso, pero lesionarme queriendo es imposible bajo nuestra restricción. No quiero reconocerlo, pero estoy aterrado.
Voy a buscar el hacha, el talismán y la plataforma para llevar la madera. No sé si podré traerla. Siento que no tengo fuerza en las piernas.
–¿Eres el esclavo Kong?– pregunta de repente una voz.
Me giro para encontrarme con una mujer vestida de negro. No sé si la he visto alguna vez, su rostro está completamente oculto. No sé de dónde ha salido, no había nadie hace un momento.
–Sí, soy yo– respondo con una reverencia, como siempre. Estoy temblando.
–Esto es un detector. Se vuelve más oscuro a medida que te acercas al objetivo– me dice ella, dándome un brazalete blanco –. Colócalo bajo la ropa, que no se vea. Intenta que se vuelva negro en casa del estudiante Fen.
Asiento y hago lo que me dice. No es que tenga otra opción.
–Este es un dispositivo de aviso. Guárdalo en el otro brazo. Si el primer brazalete se vuelve negro, o lo más oscuro posible, ponlo encima. Si no encuentras nada, hazlo también, para que desaparezcan. No deben ser descubiertos. Nunca hables a nadie de esto. Ahora sigue con tu trabajo
Su tono es firme y amenazante. Asiento, trago saliva y me doy la vuelta. No miró hacia atrás, pero apostaría que ha desaparecido.
No sé como me siento. Por una parte aterrado por esa mujer. Si meto la pata y descubren los brazaletes, podría estar en serios problemas. Si falla mi plan también. Por otra, emocionado. El plan ha salido bien hasta ahora.
—————
Voy a la pequeña cabaña del estudiante Fen. Todos los estudiantes tienen una. Toco la campana y aparece uno de sus amigos. Deben estar todos. Me hace entrar. Veo que le ha dado permiso a su amigo para levantar el escudo que protege a los estudiantes. Trago saliva. ¡Hay tantas cosas que pueden salir mal!
–Huele a estiércol– se queja el que me ha hecho entrar.
–Siempre huelen mal. Esclavo, lávate. Luego vuelve. No te pongas la ropa.
Los demás sonríen ante sus palabras. Yo trago saliva de nuevo y voy hacia el donde está tonel que hace de bañera.
Los oigo hablar de que hubieran sido mejor traer un par de esclavas, pero que un reto es un reto. Los maldigo por dentro.
De debajo de mi ropa, saco la bolsa que tenía escondida en la cueva de la leña. Busco rápidamente un sitio para esconderla, no demasiado obvio ni demasiado escondido. Dentro están las diez píldoras que he ido acumulando. El brazalete está negro. Lleva negro desde que la desenterré. Es sorprendente, se puso de color gris oscuro antes de ello. Puede detectarlas incluso bajo tierra. Realmente he corrido más peligro del que creía, podrían haberme descubierto.
Levanto una madera suelta y pongo la bolsa debajo. Siempre hay algunas en estas cabañas. Pongo el brazalete de aviso sobre el negro y, ante mi asombro, los dos desaparecen.
Avanzo hacia el tonel. El agua no es limpia, supongo que él o alguno de sus amigos se ha bañado antes. No es que me importe, lo que me preocupa es lo de después. Comienzo a lavarme mientras me pregunto si habré hecho algo mal. Estoy más inquieto por cada minuto que pasa. Creo que no podré evitar lo peor.
Alargo todo lo que puedo, hasta que me llaman.
–Eh, no tardes tanto, no tenemos todo el día. Ven como estés.
No puedo negarme. Estoy temblando, pero me seco y voy para allá. Desnudo.
De repente se oyen exclamaciones, y luego silencio. Un hombre viene en mi dirección. Lo conozco. Es un maestro de alquimia. Me hace una señal para que me esté quieto. Por lo demás, me ignora.
No sé como lo hace, pero va directo a donde he escondido la bolsa. Levanta la madera, la coge y comprueba el contenido. Su rostro es muy serio.
–Vístete y vete al dormitorio– me ordena.
Creo que nunca he estado tan feliz de cumplir una orden. Cuando paso por la habitación, los estudiantes está quietos, en silencio y rodeados por cuatro guardias. Con uno sería suficiente, pero no seré yo quien diga nada. Se les ve asustados.
Cuando salgo me siento exultante. Gritaría si pudiera. Sé que aún pueden salir cosas mal, que podría quedar expuesto. Pero no hay vuelta atrás. No me voy a preocupar por la que ya no puedo controlar. Lo que tenga que ser será. Me tiembla todo el cuerpo. Nunca había hecho algo tan aterrador. Tan emocionante.
Visita patreon.com/lordescritor para más capítulos, y extras en un futuro próximo
Ha pasado más de un mes desde entonces. Al estudiante Fen lo han expulsado de la secta. Su familia es rica y ha conseguido conservar su vida, aunque no su honor. Acusa a sus antiguos amigos de haberlo traicionado, y ellos creen que él intenta culparlos para salvarse. Nadie sospecha de mí. Solo soy un esclavo.
Shi se sorprendió mucho de que me salvara, y creo que sospecha algo. No ha preguntado, pero aquel día sus ojos parecían atravesar mi alma. Desde entonces, todo sigue igual. Nada ha cambiado, excepto haberme librado de una amenaza.
Ha pasado tiempo suficiente y, hace una semana, uno de los esclavos pasó a la etapa uno. No creo que sospechen nada si subo yo. Además, hace tiempo que estoy cerca. Lo sabe el maestro Mu, entre otros.
Estoy en la habitación de cultivo. Podemos reservarla una vez al año para un máximo de dos días. En teoría, solo si creemos que podemos pasar de etapa. Pero también la reservamos cuando queremos un descanso, y usamos cultivar como excusa. Probablemente sospechen que lo hacemos, pero lo dejan pasar. Es más importante que, de vez en cuando, algún esclavo mejore su cultivación, pues mejora nuestra eficiencia.
Me está costando suprimir la energía, y eso que solo he tomado un fragmento del fragmento. Pero claro, es de una píldora de nivel tres. De la bolsa que dejé en la habitación, corté un trozo de una de las píldoras. No es el mejor método ni el más eficiente, pues pierde algo de potencial. Y es mejor venderla y comprar píldoras de nivel uno si es lo que necesita. Se pueden sacar muchas de nivel menor vendiendo una mayor. Eso, claro, si no eres un esclavo. Nosotros no podemos comprar y vender. Así que me tengo que conformar con lo que tengo.
Subir la cultivación, al menos por lo que sé, se basa en expandir tu contenedor de qi. Para ello, cuando cultivas, fuerzas la absorción hasta sobrepasar el límite. Claro que no es mucho lo que puedes forzar, y se hace lento. Absorber qi para expandir un poco el contenedor, volver a absorber, y así una y otra vez. Es un proceso muy lento, porque se expande muy poco a poco.
Las píldoras, por otra parte, contienen una gran concentración de qi. Se libera mientras se va deshaciendo, vertiéndose en el contenedor. Así, se sobrepasa el límite mucho más y constantemente. Hay que estar muy concentrado para liberar el exceso. Si se sobrepasa demasiado el límite, el contenedor puede dañarse. Por ello, hay que estar muy concentrado cuando se absorbe una píldora.
Otro problema de las píldoras de cultivación es que no puedes tomar muchas seguidas. Al pasar por el aparato digestivo, mucho qi se concentra allí, por lo que es peligroso tomar otra hasta que el cuerpo lo acabe de absorber o se disperse. Por lo menos esa es la información que hemos logrado recopilar los esclavos, escuchando de aquí y de allá. Tampoco se puede forzar muy seguido el contenedor con tanta fuerza, hay que dejarlo descansar.
Mi problema es que estoy usando un trozo de una píldora de nivel demasiado alto para mí, por lo que genera más qi del que puedo absorber. Por eso, cojo trozos muy pequeños, que resultan ser como pequeñas explosiones. Está resultando más doloroso de lo que pensaba. Casi he perdido el conocimiento. Si no fuera porque me falta muy poco, no lo haría.
Esta vez casi se ha abierto un meridiano. Viene a ser un circuito para que circule el qi por el cuerpo, reforzándolo, haciéndolo más fuerte. Cada etapa del reino del Génesis debe abrir el doble de meridianos que la anterior, uno en la primera. Dicen que son unos quinientos para pasar de la etapa nueve al reino del Alma. No me lo puedo imaginar, uno me ha costado años.
Descanso un rato mientras el contenedor se expande ligeramente y parte del qi se disipa. Creo que a la próxima o a la siguiente lo conseguiré. No sé cuántas horas llevo metido aquí.
—————
Han hecho falta tres más, pero lo he conseguido. Es una sensación extraña, gratificante. Noto la energía que antes era estática circular por mi cuerpo. Juraría que incluso va curando lesiones antiguas muy poco a poco.
No salgo hasta que abren la puerta, no hay prisa. No solo me he ido acostumbrando a la sensación, sino que evito tener que trabajar. El guardia que vigila me mira y asiento. No es un esclavo, es un sirviente de baja categoría. No cobra mucho, pero al menos es libre. Y están por encima de nosotros. Al menos es de los que no nos trata mal.
–Felicidades. Ves a registrarte– me dice. Su sonrisa es sincera.
Una reverencia y me voy hacia allá. Hoy está de encargada una mujer de aspecto joven y serio, pero sé que tiene más de setenta años. Su cara es de fastidio, a ninguno les gusta estar allí, pero se tienen que aguantar cuando les toca. Eso hace que aún nos traten peor de lo normal.
–¿Qué quieres?– me pregunta con desdén, mirándome de reojo por solo un segundo.
–He alcanzado la etapa uno.
–Pon la mano sobre la piedra y fuerza el qi a circular– me ordena, sin mirarme.
Hago lo que me dice y la piedra brilla levemente. Es extraña la sensación de un poco de mi qi siendo absorbido.
–Acércate.
Coge un sello de metal y lo presiona en mi cuello. No sé como ha conseguido que queme, pero quema. Duele, pero no es precisamente el dolor algo a lo que no estemos acostumbrados.
–Puedes irte.
Eso hago, mientras el qi parece circular con más fuerza por la zona dolorida. De alguna forma, el dolor desaparece más rápido de lo normal.
—————
Llego al dormitorio y señalo mi marca.
–Ah, felicidades. Coge una habitación y dime cuál es– me recibe el encargado de esta semana.
Al llegar a la etapa uno, subimos de rango como esclavos y obtenemos una habitación. No encuentro muchas diferencias entre unas y otras, así que escojo la que me parece menos mala y me la apuntan, además de escribir mi nombre en la puerta. Se puede borrar con facilidad, es más que nada informativo.
Es suficiente tarde como para no tener que ir a trabajar. No es casualidad, todos los solemos hacer premeditadamente para trabajar lo menos posible. Uno de nuestros pequeños trucos, de nuestra pequeña rebeldía. Es todo a lo que alcanzamos.
Espero en mi antiguo espacio. Cuando Shi me ve, parece decepcionada. Cree que he fallado por estar ahí. Al ver la marca en el cuello se da cuenta de que estaba equivocada.
–¡Felicidades!– exclama.
–Gracias. ¿Te vienes conmigo?
Ella me mira y sonríe. Está a punto de llorar pero se contiene. Igual tenía miedo de que la dejara sola. Bueno, tampoco es tan raro. No sería el primer esclavo que hace algo parecido.
Coge sus escasas pertenencias y me sigue. La habitación no es muy diferente a nuestro espacio previo, pero es un poco más grande. Y tiene paredes. También hay una piedra de luz sin refinar en la pared. Aplicando qi proporciona luz,. Las nuestras son baratas y no muy eficientes, pero algo es algo. Ella se vuelve hacia mí, extrañamente tímida.
–Lo siento, me gustaría, pero hoy no puedo– se disculpa.
No entiendo por qué lo hace, nunca han hecho falta disculpas. Creo que sigue teniendo miedo a ser abandonada.
–Está bien. ¿Necesitas ayuda con algo? ¿Voy a buscar la pomada?
–No, no hace falta. Es solo que estoy dolorida. Han sido tres seguidos. Y otros tres a Song. Habían montado una fiesta.
Song es una esclava pelirroja, pecosa, ojos verdes y pechos grandes, lo que también la hace ser víctima de los estudiantes que les gustan así. Es bastante cercana a Shi, e incluso a mí. Alguna vez hemos tenido sexo si Shi no está. Sería raro para quien no fuera esclavo, sería casi adulterio, pero no lo es para nosotros.
Sería impensable que Shi se enfadara o se sintiera celosa. Incluso creo que ella misma se lo ha sugerido, es más seguro para su amiga que dormir sola. Algunos esclavos pueden ser violentos. La verdad es que no sé como lo aguantan.
—————
Después de enterarse de que estoy en la etapa uno, el maestro Mu me ha reservado todas las mañanas. A partir de ahora alternaré la copia de símbolos con aprender imbuir qi. Eso significa que ahora soy un poco más valioso. Es bueno para mí, ahora estoy algo más protegido.
Aún no domino mi fuerza, así que me han enviado a cortar leña toda la tarde, para que practique solo. La verdad es que voy más rápido que antes y puedo cargar más peso. Pero, como siempre, no doy el máximo. Nos darnos margen.
Aprovecho para revisar una vez más el tesoro de jade. Ahora puedo probar a añadirle qi. Estoy un poco nervioso cuando lo hago. Y es una decepción. No hay ninguna reacción. Quizás deba tirarlo por ahí, para que no puedan relacionarlo conmigo.
Ya probé con sangre. Solo me faltaría usar sangre y qi a la vez, pero sería raro que descubriera algo. Por separado no han tenido ninguna reacción. Me voy a ir, pero cambio de idea. Si no lo hago, me quedaré con la duda.
Me hago un corte, caen un par de gotas e intento darle qi. No pasa nada. Bien, tampoco los esperaba. Espera, un momento, algo brilla.
–¡Aaahh! ¿¡Qué es esto!?
Ha sido una explosión de luz. Me ha deslumbrado completamente. Parpadeo varias veces, hasta que mis ojos se vuelven a adaptar. Aún veo estrellitas. Busco ansioso el tesoro para ver que ha cambiado en él, pero no lo encuentro. Lo había dejado sobre un tronco. No sé dónde ha ido a parar.
Después de un buen rato de buscar y rebuscar, tengo que admitir que ha desaparecido. ¿Esa luz era una explosión? Parece que ha sido una pérdida de tiempo, aunque fue emocionante. Y decepcionante.
Mejor dejo de pensar en ello, se está haciendo tarde. Así que empiezo a transportar la madera que he cortado, a volver a mi vida de esclavo.
—————
Esta noche tampoco hay sexo. Ha debido pasar todo el día con dolor. Encima quiere disculparse conmigo. Supongo que el sistema de rangos está muy metido en todos nosotros, y ahora yo soy superior. Pero me cuesta serlo con ella.
Empiezo a cultivar, no lo he hecho desde que llegué a la etapa uno. Aún falta qi para llenarme, así que lo único que puedo hacer es forzar a que sea más rápido. O puedo descansar y dejar que vaya subiendo naturalmente.
Mmm, hay algo raro. Es una sensación extraña, como si hubiera algo dentro de mi cuerpo, pero no sé dónde. ¿Es algo de la etapa uno? Nunca había oído nada parecido. Intento circular el qi por ese algo. Es extraño, no sé dónde está, pero puedo enviarle qi.
Noto algo, es como si pudiera acceder a un lugar diferente, pero no puedo entrar en él, solo lo veo. Es una sensación extraña. Hay una habitación con una caja y una hoja encima. Me gustaría saber qué pone en la hoja, leerla. Tengo la sensación absurda que puedo cogerla. Lo intento sin demasiada convicción, con la mente, pues no puedo llevar las manos a algo que no existe más que en mi imaginación. De repente la hoja aparece en mi mano.
Estoy completamente desconcertado. ¿Cómo es posible? Pero lo es, la hoja está aquí, puedo tocarla. Es real. Y no entiendo lo que pone. Las letras son extrañas, no las había visto nunca. Miro a Shi. Sigue durmiendo.
No entiendo nada. Aplico qi a la hoja. Es probar por probar. Algo sucede durante un momento. Vuelvo a aplicar qi, pero ya no hace efecto. Sigo sin entender nada. Miro la hoja sin saber que hacer. Son las mismas letras raras, pero ahora las entiendo. No sé si gritar, o pellizcarme por si es un sueño. Mientras me decido, la leo. Dice así:
Si estás leyendo estas líneas significa que has vinculado la Residencia Fantasma. Felicidades, eres compatible con la última de su género. Antes de continuar, un aviso, no le hables a nadie de esto, a no ser que ese alguien te pertenezca. Hay quienes la buscan para destruirla, como pasó con las otras, o para apropiarse de ella. En cualquier caso, morirías.
Déjame hablarte de la Residencia. Primero de todo, ahora forma parte de ti. Solo la perderás cuando mueras.
La habitación de donde has sacado esta hoja es infinita, la llamamos almacén. Puedes poner y sacar cualquier cosa con solo desearlo, pero solo objetos sin vida. No requiere entrenamiento o grandes habilidades, obedecerá tu voluntad.
Puedes crear habitaciones de la nada, cerradas o con acceso al espacio abierto o entre ellas. Solo tienes que imaginarte la distribución. Puedes incluso poner barreras al espacio abierto, para separar zonas. Solo necesitas imaginarlo. No puedes crear muebles, así que te recomiendo que acapares los que puedas cuando tengas ocasión. Hay unos pocos en el almacén. Solo necesitas quererlo para crear las barreras, habitaciones o mover de un sitio a otro objetos o personas. Sí, personas. Puedes llevar a cualquier persona con un nivel de cultivación menor al tuyo, siempre y cuando haya aceptado someterse a ti.
Para someter a alguien, basta que tenga la voluntad. Es útil que diga algo así como "me someto", pero lo importante es que lo acepte. Da igual si es por voluntad propia, coacción o violencia. Si lo acepta, esa persona es tuya. Puedes introducirla en cualquier punto de la Residencia, excepto en el almacén.
El espacio abierto nutre a las personas que están allí, pero te aconsejo que les lleves también comida de verdad. No es mala idea llevar semillas para plantar, o ganado. Para más detalles, hay un manual completo, un libro de tapas rojas en el almacén. Pero es aburrido y no hay mucha más información útil.
La Residencia puede parecer increíble, pero no está pensada para existir por sí sola, sino como complemento del método de cultivación que hay en la caja cerrada, la que estaba bajo esta hoja. Hay un cuaderno por cada reino. Asegúrate de leerlos bien. Y de que nadie descubra el método. Es el método más eficiente para escalar a las cotas más altas de cultivación, estés dónde estés ahora, incluso si acabas de empezar. Y por eso has de ir con cuidado. Si descubren que subes demasiado rápido, pueden sospechar de ti.
Es un método que para algunos está prohibido, y que requiere no estar atado a ciertos convencionalismos morales. Pero no te preocupes por eso, si está prohibido es porque son unos hipócritas. Les molesta porque no pueden usarlo ellos, pero nada más. Prohibirlo y denigrarlo es una excusa para deshacerse de lo que consideran una amenaza o envidian. Como si ellos no mataran sin miramientos por beneficio propio.
Si has vinculado la Residencia, significa que el método es apto para ti. Ahora te recomiendo te familiarices con la Residencia y luego abras la caja. Estés en el reino que estés, empieza por el primero, el reino del Génesis. Necesitas conocerlo y dominarlo antes de pasar al siguiente.
Suerte y disfruta el proceso. Y, sobre todo, que no te descubran.
Creo que he estado diez minutos mirando el papel. O media hora. No sé cuántas veces lo he leído. Me pellizco. Duele, pero no me despierto. Pruebo a guardar la hoja. La vuelvo a sacar. La vuelvo a guardar. La cambio de sitio. Pongo una pieza de ropa dentro. La saco. Funciona de forma tan sencilla como increíble.
Ahora creo una habitación. La hago desaparecer. Creo otra. Le pongo una cama que había en el almacén. Vuelvo a guardar la cama. Creo otra habitación. Creo una puerta hacia la primera. Otra puerta afuera. Quito la puerta. Pongo una barrera alrededor de un árbol, la quito.
Debería irme a dormir, es tarde, pero no puedo. Abro la caja y cojo el primer cuaderno. Es un libro de técnicas sexuales y de como absorber el qi a través del sexo. Parpadeo y vuelvo a empezar el cuaderno. Sí, he leído bien.
Me pongo a estudiarlo inmediatamente, pero no soy capaz de comprender nada. Estoy demasiado cansado para concentrarme. Creo que me he excedido hoy con mi físico. Aún no estoy acostumbrado. No puedo más, tengo que dormir. Por muy increíble que haya sido todo, mañana tengo que levantarme y trabajar.
Me cuesta dormirme, no he acabado de asimilar lo que ha sucedido y mi corazón aún late con fuerza. ¿Me despertaré y habrá sido un sueño?