"En el corazón del Castillo de los Reigns, el gran salón quedó inmóvil en anticipación a una boda diferente a cualquier otra. Cientos de velas adornaban las paredes, creando un suave y etéreo resplandor sobre el salón. Majestuosos candelabros colgaban de las altas techos, cada faceta de sus prismas de cristal brillaba en la luz ambiental. El aroma de rosas y lirios flotaba en el aire, un fragante recordatorio del amor floreciente entre Elle y Sebastian.
Pero esa noche, estaban complementados por un espectáculo aún más impresionante: la gran escalera, transformada en un etéreo pasillo de bodas. Descendía en elegantes ondulaciones, cada peldaño cubierto de satín blanco, flanqueado por arreglos de rosas blancas, lirios y cerezos en flor, cuyos pétalos ocasionalmente se desprendían para flotar como delicados copos de nieve.