Rain y Seara intercambiaron saludos con Seadrei, quien estaba sentado en su trono, y era evidente que había recobrado bastante su compostura. El incidente que había ocurrido antes parecía haber sido dejado de lado, y había un aire de calma a su alrededor.
Con estos placeres iniciales intercambiados, Rain y Seara se dirigieron a la biblioteca, dejando a Seadrei atrás. Su destino era el repositorio de conocimientos y secretos de la gente del mar, un lugar que contenía respuestas e información que serían invaluables en su continua búsqueda para entender toda la situación. No tardó mucho en unírseles Seadir.
—Supongo que esta es una forma sencilla de ayudaros, pero no es muy eficiente —dijo Seadir.