Las áreas cercanas a las playas eran mayormente desérticas. Solo unos pocos guardias se movían con sus armas, asegurándose de notar cualquier ataque y alertar a los demás lo antes posible. Los primeros campamentos estaban a diez kilómetros de las playas, y la gente trabajaba allí sin parar.
Rain observaba el esfuerzo de los semi-humanos mientras trabajaban meticulosamente, confeccionando un montón de intrincadas reliquias, primordialmente anillos, dispersos por su asentamiento. Estos anillos, imbuidos de una energía sutil pero distinta, parecían tener un único propósito: acumular y amasar energía, sirviendo como reservorios para ser utilizados cuando surgiera la necesidad.