—Eso no es justo. Este lugar también es uno de mis hogares —protestó Seara.
—Lo sé, pero no puedes dejar que piensen que también deben atacar a tus hermanos a primera vista —dijo Rain—. Relájate. Haré las cosas más fáciles para todos, así que no tendrás que preocuparte por dejarles hacer todo el trabajo pesado.
—... ¿Cómo planeas hacer eso? —preguntó Seara.
—Jejeje, eso es algo que yo sé y tú descubrirás —Rain sonrió de oreja a oreja.
—No sonrías así cuando nuestros niños estén cerca —Terra frunció el ceño.
—Lo siento... De todos modos... solo confía en mí, ¿vale? —dijo Rain—. Aunque estoy un poco oxidado, las ideas están volviendo a mi cabeza ahora que hay algunos problemas que necesito resolver. Espera un poco hasta que me prepare.