—Sasha no se permitió dudar —dijo ella—. No cuando las llamadas de Nick se volvieron más urgentes. No cuando las sombras bajo los árboles tomaron formas humanas discernibles. No cuando Nick juró y comenzó a seguirla.
Cuando llegó a unos pocos pies de los árboles y finalmente pudo distinguir los detalles de aquellos en las sombras, encontró una multitud de mujeres, todas vestidas con una extraña mezcla de ropa Quimeriana y humana—algunas con leggings de cuero o piel, con camisas de franela o forros polares gruesos. Otras con chaquetas de piel auténticas combinadas con jeans o pantalones de motociclista.
Sasha no se permitió pensar demasiado en qué significaba que estas Quimerianas parecían vestidas como un pensamiento tardío, echó los hombros hacia atrás y se dirigió directamente a la mujer que se encontraba un par de pies delante de las otras, que se esparcían detrás de ella como si fuera la punta de una flecha.