En un abrir y cerrar de ojos, tres meses habían pasado.
La situación progresaba más rápido de lo que Link había esperado. En las fronteras de Aragu había aparecido una Secta de Fuego. En lo profundo del Bosque de las Grandes Bestias había aparecido el primer altar, en el pueblo laguano Parada de Hojas Verdes.
Estas noticias se difundían secretamente entre innumerables laguanos. Todos los días, muchos esclavos laguanos escapaban al pueblo en búsqueda de libertad.
Los sacerdotes detrás del altar no los decepcionaron. Los collares de esclavo, que simbolizaban control y sumisión, eran quitados fácilmente. A los esclavos se les dio la libertad, y los laguanos se hacían más fuertes.
Lógicamente las noticias llegaron al grupo de Link, así que estos fueron para allá en secreto. En el bosque fuera de Parada de Hojas Verdes, un Link invisible les dijo a Milda y Riel:
—Vayan rápido y vuelvan. Los espero aquí.
—De acuerdo. —Los dos asintieron.