El poder que Kuro sintió pareció ser masivo, una sensación que lo ahogó a él y al parecer a todos, sin importar que tan fuertes parecieran Li, Fenrar y Faryza. En la siguiente sección del laberinto se encontraba algo, alguien o muchos seres de un poder ancestral inconmensurable.
Fary quiso tranquilizarlos y se fue por delante, liderando el paso de los cazadores.
-Vamos, no sean miedosos, quien esta adelante no es un peligro, es un aliado-.
Entonces la pudieron ver, eran dos mujeres, una de cabellos negros, piel morena y ojos encantadoramente verdes, la otra, alta y de una belleza irracional, de facciones perfectas y delicadas, de una enorme melena de color rojo, al igual que sus ojos, todo su ser parecía irradiar tanto sabiduría como poder.
-Axaz- dijo Kuro apretando fuertemente su espada, al fin el objetivo de su viaje estaba frente a él.
-Pero si no son Faryza y- la dragona se tomó un momento;- varias personas interesantes, vengan y no hagan mucho ruido, el peligro asoma en la cámara de abajo-.
Faryza empujó a Kuro, dándole a entender que no permitiría que fuese insolente con la Reina Roja.
Arzelen y Cyndressa no podían asimilar que ser tan ilustre y ancestral estaba frente a ellas, incluso el enorme Uxor avanzó con respeto.
-Tu- dijo Li Wang increpando a la mujer morena;- Zadris, la bruja de Gar'Dal, qué hace un ser tan vil como tu aquí-.
-Gar'Dal necesitaba mis servicios en este lugar, y tengo mis propias razones para cumplir sus órdenes- pronunció una voz muy sensual, burlista y encantadora.
Todos se acercaron y siguieron a Axaz hasta el borde de una pequeña abertura de la caverna, como una terraza que les permitía ver lo que sucedía en el enorme salón de abajo.
Algo horrible los embargó a todos.