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Pólux.
Nunca fui un hombre propenso a envidiar a los demás y, siendo completamente honesto, había sido un completo gilipollas durante las últimas semanas. No solo estando aquí, sino también antes de venir. Mi hermana era mi gemela y, aunque éramos completamente diferentes y nos sacábamos de quicio el uno al otro, no podía decirle que no.
La manera en que me miraba con ojos suplicantes pidiéndome ayuda porque creía, más que nada, que Lucas estaba siendo controlado, no podía decir no. No podía decepcionarla y no ayudarla cuando ella más lo necesitaba.
Aunque pensara que estaba llena de mierda... aunque pensara que todo esto era inútil.
—Estás haciendo lo correcto, Lux —la voz de Trixie me sacó de mis pensamientos cuando se sentó junto a mí en la mesa del comedor. Al principio había estado en contra de ella, pero en los últimos días, había pasado más tiempo con ella por todo lo que estaba ocurriendo con Cassie.