—No dejes que él me lleve. Por favor.
De repente la puerta del pasajero se abrió con fuerza, revelando a Zain en su forma humana, solo que estaba parcialmente transformado. Dientes afuera... garras afiladas... sus ojos dorados brillantes mirándome fijamente con su lobo asomándose a través de sus ojos. Su ira y furia pulsaban en oleadas, enfurecidos ojos dorados se estrecharon en los míos, llenos de sorpresa, traición, ira, celos.
Respiraciones agitadas salían en bocanadas calientes mientras su pecho se agitaba, músculos hinchados de sangre. Todo lo que podía hacer era mirarlo, el miedo se desprendía de mi piel para que él lo olfateara, no miedo de él o de ser atrapada. Sino miedo por Dan.
Dolor en mi estómago formándose por la ira que él sentía y que estaba dirigida hacia mí... él también sentía ese dolor, el vínculo le decía que parara.