Lilly
Odiaba sentir su dolor pero me recordaba cómo él me había dejado.
—Sentiste mi dolor cuando desperté. Sentiste mi desconsuelo y ni siquiera pudiste llamar. Tus prioridades están trastocadas y puedo sonar como un monstruo desalmado por rendirme ante ti debido a un bastardo cachorro pero estoy herida. Tú me heriste. Una y otra vez. Aquellas palabras que pronunciaste en la cueva esa noche, no las cumpliste. Sé que todo cambió una vez que viste su cara pero me prometiste cosas... una vez más... que no pudiste cumplir —le dije sin mostrar emoción alguna.
Mi corazón se había hecho añicos hace tiempo y ahora los pedazos se habían alojado fuera de mi cuerpo, en la atmósfera... dejando un vacío enorme donde antes estaba.
Zain se echó atrás para sentarse sobre sus rodillas, mirándome fijamente. —Te amo y si llevas mi cachorro... prometo que no te librarás de mí tan fácilmente. No te librarás de mí fácilmente en absoluto —dijo con convicción en su voz.