—Solo quiero que vivas tu vida como la niña que eres, incluso si algún día te conviertes en madre, contrataría a alguien para que cuide de los niños y tú no tengas que hacer nada, ni siquiera mover un dedo... —Huo Shen en realidad no le gustaban los niños, pero había notado que ella tenía un vínculo tan especial con ellos, y pudo ver lo tierna que era hacia ellos.
—¡No, no, no!
—¡Esas personas son malas!
—¡No puedes quitar los ojos de ellos ni por un segundo!
—¡No podemos hacer eso! —Ella lo empujó alejándose un paso hacia atrás cuando escuchó su declaración. ¿Cómo podía decirle eso a su bebé? ¿Por qué no pueden cuidar de ellos personalmente?
—Wei Wei... —Huo Shen ahora estaba preocupado, él no podía obligarla a hacer nada, y si la obligaba, terminarían lastimándose mutuamente.
—Mi bebé...
—Nadie toca a mi bebé...
—¡No te acerques más!
—¡Nadie toca a mi bebé!