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Neriah se encontraba en la sala de estar de Oberón, una tenue sonrisa jugueteaba en sus labios mientras hablaba con convicción. —Oberón, te aseguro que nada saldrá mal. El plan es a prueba de fallos, y tenemos el elemento sorpresa de nuestro lado. El palacio es vulnerable ahora, más que nunca. Si actuamos rápidamente, podemos recuperar lo que es legítimamente tuyo.
Oberón cruzó sus brazos, su expresión era severa. —Neriah, entiendo tu confianza, pero no puedo simplemente despreciar el potencial peligro. Nyx y Archi son mi familia. Jamás me perdonaría si algo les sucediera por una decisión precipitada.
La sonrisa de Neriah no flaqueó, aunque un atisbo de frustración cruzó por sus ojos. Rápidamente lo ocultó, manteniendo su porte sereno. —Lo he pensado bien, Oberón. Cada detalle ha sido considerado. Los riesgos son mínimos.
Oberón sacudió la cabeza lentamente. —Agradezco tus esfuerzos, Neriah, pero esto no es algo que pueda decidir tan rápidamente. Necesito tiempo para pensar.