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30.76% El coleccionista / Chapter 4: La vieja. Escapé del bosque. –

章節 4: La vieja. Escapé del bosque. –

La vieja. Escapé del bosque. –

 Alguien me manipula. Nunca he escrito nada. -

 

 

Pronto volví en razón. La lamida de mi gato Aron que estaba a mi lado en el patio trasero de la casa me despertó de inmediato. Tuve un desmayo. Había descendido al sótano a guardar el espejo, muy cuidadosamente. Y luego todo se volvió oscuro. - 

¿Qué rayos sucedió? ¿Acaso fue una pesadilla? Me duele todo el cuerpo. Aron comenzó a maullar y no dejaba de contemplarme minuciosamente. Los pelos de su piel se erizaron mientras estudiaba mi ser convulsionado por aquella pesadilla. Si, estaba en un hospital y un enfermero me comento que me encontraron en una carretera desmayado. No de hecho, no recuerdo cuando perdí el conocimiento. Aron continúa sigilosamente su observación. Eso me inquieta. Ahora estoy en el suelo del pastizal de mi hogar. Un escarabajo deambula con una pelota de excremento ¿Dónde he visto ese insecto?¡Rayos! Si ahora recuerdo. ¡Dios! Si esa cosa salía de mí. Me incorporé del suelo y me adentre en la casa. Eran las cinco de la tarde del verano y los grillos se estaban exaltando por el calor abrazante.

 

Eran mediados del mes de Enero Aron estaba fastidioso con todas esas pantomimas que tienen los gatos. En el día de domingo pensé en arreglarme y salir un poco de paseo en lo que restaba de la jornada. Recordé luego que tenias unos quehaceres de trabajo. Habían llegado unos elementos interesante y debía estudiarlos. Me dirigí a la cocina y encendí la hornalla del horno a un fuego lento y preparé un poco de té como para calmar ese sueño antes de arrancar. ¿Pero que era aquello? Estaba en un bosque y luego en un hospital. Todo tan confuso. Al hervir el agua de la tetera, el calor del metal generó un ardor en mis dedos al tocar la manija. Todo se me oscureció en segundos en que parpadee, y solo una diminuta imagen se configuraba en esa espesa coloración de negro. Un muñeco con una bolsa. Los segundos acabaron. ¿Qué fue eso?

Parte de la pesadilla, me dije. Tomé un repasador para no volver a quemarme la mano. Debo ser más diligente. Con el té preparado y vertido en la tasa, me trasladé a mi habitación y encendí la computadora para realizar algunas pesquisas. Pronto encontré un correo que me había auto enviado. Al abrirlo pude encontrar un archivo de texto, al cual descargué Se titulaba Rever la historia. ¿Historia? No podía recordar bien que había escrito. Sentí el extraño mareo de la falta de memoria cuando se extravía algo de nosotros e intentamos hallarlo en alguna parte fe nuestra cabeza.

Sin más remedio abrí el correo. Y fue entonces que no comprendí lo que se había escrito.

Titulado la vieja.

….()…tenía frente de mi a ese ser espeluznante que colgaba de una soga en el árbol de las almas en pena que rondan los alrededores . Me invitaban a llevarme aquella figura de madera. Sus rostros no tenían morfología alguna, y en determinados movimientos se mimetizaban en la bruma del bosque dando a entender el grave error que era el hecho de haber llegado allí. Y estaba frente a esa muñeca que despedía una energía extraña. Me sentía con nauseas, sin embargo de mi mente nacía la necesidad de poseer esa imagen totémica para mí. Corte la cuerda que la unía a ella y la tomé para mí. Al tomarla con mis manos me sumergí en un circulo de pánico. El pavor recorrió mis sentidos. Me tomé el estomago debido que los dolores se intensificaron. De aquel acto deje caer la imagen. La respiración que parecía desaparecer regresó a mí. Con mis fuerzas, medite dejarla allí, aunque no pude. No, no pude…..()….

 

Cerré los ojos unos instantes y respiré hondo. Tomé una bocanada de aire como para que esos segundos de tiempo me apaciguaran los nervios que me trasladó el hecho de leer este escrito.

Apagué el ordenador en cuanto sonó el timbre de la puerta principal. Tenía cita para unos clientes que estaban preocupados con un producto. Pero no era la hora pactada por el momento. Salí de mi cuarto y descendí las escaleras al living. Al llegar a la puerta de entrada la abrí. Una mujer con gafas estaba allí. No tendría más de treinta años. No era la cita de clientes por lo que me pareció un tanto extraña su llegada.

- Buenos días – Saludé en orden - ¿Qué puedo ofrecerle?

- ¿Sr. Leandro Williams Parker?

- El mismo, pero con un aire un poco extraño.-

- Perdone la molestia. Pareces un niño extraviado en alguna parte ¡Je! ¡Je! – dijo ella con una risita leve. Su rostro guardaba una simpatía, y detrás de él, la curiosidad en vida.

 - Todos piensan que soy un niño. Expresé con desgano

- Soy nueva en este barrio. – inmediatamente se quitó los lentes de sol. Poseía un aire oriental con un cabello marrón extenso muy apreciado. – mi nombre es Rebi Rumiko. ¡¡Rebi Rumiko….!!

- Un gusto. Te has mudado aquí – Observé los alrededores - Espero sea placentero. Es un barrio muy tranquilo. – No muy agetreado. Te darás cuenta tanto en invierno como en verano.

- Si. Quería algo especial. Vengo del interior de la Provincia. Del pueblo de las mostazas, cerca de Coronel Pringles.

- ¿Me suena conocido ese pueblo?

- ¡Te felicito! Nadie lo conoce. ¡Ja! ¡Ja! 

- ¡¡Qué simpática!! – Me dije a mí mismo. Esa risueña forma me asusta en algún punto

 - Bien…Solo vine a saludar y pedir un favor.. Es que tengo problemas con la instalación de luz. ¿Quería saber si conoces algún electricista?

De hecho no conocía a nadie. Pero podría darle una ayuda pensé, por lo menos por cortesía y vecindad. Salí de casa, y Aron se acercó a ella, tenía un aire de exótico que cautivaba a las mascotas, pero de inmediato se largo al patio; Rebi, posee una figura bien detallada, un busto grande, y buen porte en la cintura para colocarse de manera derecha, su semblante se asemejaba al de una geisha occidentalizada. Vestimenta de chal, y unos pantalones jeans, con una camisa, y zapatos. Su pelo atado con un listón, y de los cuales en los contornos de sus orejas recorrían sus cabellos. Su estilo remito, era muy particular y exótico. Aron regresó y ronroneaba entre sus piernas nuevamente, acariciando sus pantorrillas. Rebi se agachó acariciarlo. Palpó con su mano derecha la cabeza de Aron. 

¡¡Es muy bello!!, ¡¡Y hasta tiene una manera de comunicarse!!. ¿Cómo se llama? Aron, es mi gato. Es propicio tener uno en la casa. Por las energías, digo – Pensó ella con un dedo en el labio analizando ¿Usted cree? Si, tiene una profesión particular, supongo. Y no me digas usted. No soy una señora mayor. ¡Bueno! -- ¿Cómo lo sabe lo de mi profesión? No lo sé, me lo dijo el gato. ¡Je! – Se ríe. –

La miré frunciendo el ceño. Hasta entonces creí que me estaba jugando una broma.

Soy anticuario. En efecto. Entonces estaba en lo cierto. Ellos perciben las almas, y las energías de ellas. Pero qué joven eres ¡Ja! ¡ja! Tu también los eres – Confesé con un poco de ofuscación. Algún palpito me penetro el pecho, como si tuviéramos algo en común. No le presté atención a ello, bajo mi despiste. - Los objetos siempre guardan algo. – Expresé retomando el tema. - Algo bueno, o algo malo. Sobre todo si ellos vienen de lugares a los que los viajeros teman ir. Ser coleccionista también es un hecho cuando se es anticuario ¿Es coleccionista? Lo sabía. Es adivina – Le digo con una sonrisa. – No es necesario Sr. Parker adivinar algo que ronda en el aire. Su gato me lo ha dicho con su mirada, el tenue hedor de la fragancia del pasado. ¿Pudo percibir algo? Las cosas Sr. Parker tienen alma. Espéreme un minuto.

El recorrido a su casa eran solo metros que se separaban por unas rejas metálicas como medianera. Ambos teníamos un jardín externo de pastos secos. El de ella, estaba sin podar, debido a que tenía poco tiempo de mudarse en aquel sitio, el cual estuvo en venta durante mucho tiempo. –

Era una casa ideal para esa mujer que parecía plantear interrogantes. Aron nos siguió detrás, en cuanto conversábamos.-

Rumiko, era bastante misteriosa, e interesante a la vez. Sacó de su bolsillo una llave, y colocó en la cerradura oxidada, de allí abrió la puerta de su casa. Del otro lado un living como el que poseo. Unos sillones y uno cuadros estilo artístico victoriano. Las paredes color crema, y un reloj péndulo que marcaba en cada movimiento un sonido sincronizado que podía hasta producir lapsus de inestabilidad mental, si uno se mantenía mucho tiempo entre él, y el silencio de la casa. En plena penumbra, nos dirigimos por ese living. Hice la inspección ocular como buen investigador. Ttenía colocado en el sector central de su sala central, un gran cuadro de una fachada feudal de algún sitio de Oriente, que me llamó la atención. De allí podía verse al terrateniente con sus súbditos y el monte en su parte izquierda, y en la otra, la derecha, un gran bosque siniestro que no perpetraba color alguno. Era tan grande aquel cuadro que casi ocupaba la pared por completo. Aquel bosque carecía de colores que dieran luz a diferencia de su otra parte. Era como una diferencia entre lo bueno y lo malo. El bosque poseía algunas figuras entrelazadas mimetizándose entre las ramas.

¿Le gusta el cuadro? ¡Es bastante extraño! ¡Diría! - Explico un tanto sorprendido por las tonalidades y las figuras emblemáticas que se iban conformando con los matices de colores. Fue un regalo de familia. Una herencia. Apenas puede verse con la luz que ingresa de la calle, aprovechando la tarde. Luego de que vuelva la luz, se podrá apreciar mejor, ¿Supongo? – Interpreté que podría ser así Seguro – Esboza una leve risa. Soy artista en oleo. Me agrada el arte a nivel surrealista. Por eso vine a un barrio tranquilo a buscar tranquilidad, e inspiración. La ciudad suele tener todo tipo de atracciones para ello. Luego depende de ti la creatividad ¡Seguro! - Sonrió ¡¡Pongámonos en marcha!! – Dije para revisar la instalación de Rebi.

Tomó una linterna que tenía en su mesa de luz, y descendimos por unas escaleras. No podría dejar de pensar que su casa, eran tan parecida a la mía. Hasta temí que fuera a encontrar todos los objetos que se encuentran ocultos, y sellados para mantener la paz. –

Ella no decía nada en absoluto. Solo me pidió que pise casa escalón con cuidado.

Al llegar al subsuelo. Se oían sonidos de tuberías. Eran algunas gotas que caían al suelo en un charco de agua estancada. Al observar el mismo me reflejé, con una forma muy particular. En esos segundos pude verme, hasta que otra gota que calló allí, y desdibujo mi rostro. Al volver a formarse, había otra figura muy extraña como absorbiendo lo que debía ser mi rostro. Eso me generó una tensión, hasta que la mano de Rebi se apoyó en mi hombro, y tuve un acto reflejo; especie de susto

¡AH! – Manifesté con cierto pánico. – ¡Disculpe, si te asusté!. Debes pisar con cuidado. Hay fuga de agua aquí. – Señala ella. Si, solo fue un descuido. –

Al llegar a la caja de Luz, Rebi me dio la linterna. Allí abrí el metal de la compuerta, y se notaba algunos cables que estaba sueltos. No era gran problema, por lo que decidí hacer las conexiones. Primero desconecte la palanca principal de la térmica central, y luego saque una cinta a fin de unir los cables. Antes de salir le pedí a Rebi que esperase y traje algunos elementos para ello. Las uniones fueron satisfactorias, y solo bastaba colocar la palanca en alto.

Al hacerlo, la luz se hizo notar. Estábamos en un sótano con barias tuberías que se extendían por todo el sector. Aquel charco de agua, y algunas telarañas. El alivio de pensar que pudiera ser igual a mi sótano, me dejó una suerte de satisfacción. -

Te agradezco mucho la atención Señor. Leandro William Parker. – E hizo una reverencia agachando su cabeza, en saludo forman y colocándose firmemente No hay inconveniente por favor, y no es necesario ser tan formal. Tampoco lo de señor. Dime William – expresó sonriente. – ¿o Willi? Perdón, pero la reverencia si es un hábito que adquirí en mi estadía como estudiante de intercambio en Japón. - Eso es interesante – Le resté interés - ¡Bien!, el punto principal. Debes tener cuidado, las cañerías, podría ser un desastre si llegase a romperse uno de ellos, teniendo la instalación eléctrica. Los más rápido posible, me comunicaré con un plomero. – Está bien, solo tenlo presente para que no te encuentres un día electrificada en medio de un lago. – Se huele un aire extraño también ¡¡Noo!! ¡Ja! ¡Ja! Perdona, fui un poco brusco. Suelo ser sincero Ya veo..¡Ji! ¡Ji!

Rebi, me miró sigilosamente con esa risita que no me convencía. -

Huele algo …. Uff.. supongo que es mi imaginación – Expresé –

Todos los sitios tienen un lugar particular, y huelen lo que le han dejado, como las cosas William

Supongo que es así. ¿No se bien que es ese olor? Estaba en la casa. – No importa….

Al salir de allí, podía contemplar con mayor profundidad aquel cuadro inmenso, en cuanto el reloj de péndulo venia y regresaba con sus sonidos.

Veo que aquel cuadro lo tiene atrapado. – Es interesante. – Pertenece al periodo feudal Sengoku. Sí, he conocido un poco la historia de aquella época de guerras civiles. Si de día los hombres y bandidos luchando entre los señoríos, y de noche los espíritus devorando humanos. ¿Espíritus? En occidente se tenía esas mismas creencias. El hombre lobo, los vampiros, dragones, duendes, monstruos, brujería Todo tiene un propósito. Y los espíritus, como los demonios ¿Y ese bosque? Es un bosque milenario. El bosque de Aokigahara. He escuchado de ese terrible lugar. El bosque de los suicidios ¡¡Wow!! ¡Sabes mucho del tema! Desde épocas muy antiguas ha sido contaminado por los demonios. Es una larga historia. Y quiero agradecerle su ayuda. Señor William Parker. ¿O mejor dicho William, o Willi? Mejor señor Parker – El entusiasmo de Rebi Rumiko, no me agradaba en lo absoluto. En algún punto era alegre, en otros un tanto sería. Su amor por el arte de oriente, me daba una sensación de curiosidad. Aunque su naturaleza biológica sea latina. - ¡¡Bueno….señor usted!! Ahora lo que veo es que eres un aventurero. Se puede apreciar, que de los antiguos, pero mantenga el cuidado, sino lo consumirán – se ríe como burlándose Gracias, trato de no perder la cabeza – Le devuelvo la risa aunque con cierta ironía. –

Al despedirnos, salí de su casa, y camine por su jardín, hasta pasar las rejas y legar del otro lado a mi casa. Allí Aron descansaba al sol. Estaba bastante gordo como de costumbre, y sus pelos erizados como poseído por una electricidad. Al verme llegar movió la cola como de enojo, y continuo su empréstito. Pronto debían venir con un producto, y aún pensaba en aquel bosque y luego lo que escribí sin darme cuenta. - 

¡¡¡Qué hombre tan interesante!!! – Se dijo ella que no podía dejar de medirlo con sus ojos, y cada parte de sus sentidos. -


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