Al llegar al porche, Zen rápidamente lo guio a sentarse junto a la fogata que él y Hera habían iniciado. Se acomodaron alrededor de las llamas parpadeantes, listos para disfrutar de su cena en medio del resplandor terroso. Mientras saboreaban su comida, la conversación fluía sin esfuerzo, cubriendo una serie de temas cotidianos como sus intereses y pasatiempos.
Mientras Hera y Zen entablaban su acostumbrada conversación animada, Xavier escuchaba atentamente, tomando nota en silencio de sus discusiones. Absorbía detalles sobre los intereses de Hera, sus hobbies y mucho más, e incluso aprendió sobre sus previas empresas a tiempo parcial. Aunque no intervenía mucho, Xavier se encontraba fascinado por las diversas experiencias de Hera y las habilidades que había adquirido a través de sus distintos trabajos a tiempo parcial.