—¿¡Qué?! —Sophie lo miró sorprendida y antes de que Leland pudiera decir algo más, la partera ya se acercó a ella y sujetaba en sus brazos a los dos cachorros licanos. Los colocó suavemente en los brazos de Sophie.
Tan pronto como vio a sus bebés, Sophie sintió que las lágrimas le picaban los ojos.
Estos cachorros licanos tenían el mismo color exacto que el cabello de Nicolás y ella sintió que su amor crecía en ese momento por sus dos hijos. —Oh... ellos tampoco pueden abrir los ojos todavía, ¿eh? —Sophie sostenía amorosamente a sus bebés en sus brazos y les besó suavemente la frente.
Entonces, recordó algo y su rostro se sonrojó inmediatamente.
Sophie miró a la partera y preguntó:
—¿Y la lactancia materna?