Lu Tianxin sonrió a su prima. Siempre había sabido desde que eran jóvenes que una mujer como Tang Moyu encontraría a un hombre extraordinario, dado que ella misma era excepcional. La única pregunta era, ¿quién sería ese hombre?
Ahora, su pregunta finalmente fue respondida, aunque estaba lejos de sus expectativas. Pensaba que si había alguien que podría ganarse el corazón de la emperatriz, sería alguien como Yun Zhen, considerando que estaban a la par en cuanto a sus logros.
—Tianxin —Tang Moyu la saludó cuando la emperatriz llegó hasta ellas.
Lu Tianxin hizo un gesto hacia el asiento vacío a su lado, ofreciéndoselo, lo cual la emperatriz aceptó agradecida.
—¿Ya cansada? Sabes que puedes irte ahora. No me importa cubrirte —le dijo a su prima.
—Sé que siempre lo haces, pero creo que es inapropiado irme tan temprano —respondió Tang Moyu. Comenzaba a sentir el dolor en sus pies de estar tanto tiempo de pie.