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Gu Weiwei se sintió un poco culpable al escuchar lo que él decía. No tenía palabras para contradecirlo.
—Fu Hanzheng, yo… me siento mal. No puedo darte lo que quieres pero sigo usando lo que me das.
Él quería que ella se enamorara de él, pero ella no podía hacerlo.
Él quería que ella se casara con él y tuviera hijos con él, pero ella rechazó la propuesta.
Aún así, ella seguía utilizando todo lo que él le había concedido y se mantenía en la sensación de seguridad que obtenía de él.
—Lo que quiero es tu corazón verdadero, no un intercambio de un trato.
Fu Hanzheng la atrajo más hacia sus brazos y la besó suavemente en la frente.
Si lo que él quería era su cuerpo, entonces tenía todo tipo de métodos para hacerla obedecer, pero lo que prefería era cuidar de ella y esperar a que ella cambiara de opinión.
Al ver las marcas de besos en su cuello, Gu Weiwei señaló avergonzada.
—¿Qué tal... conseguir algo para ocultarlos? No es muy apropiado que los vea el personal, ¿verdad?