Fue un momento de incómoda silencio.
Fu Hanzheng se levantó con calma, regresó a su habitación para cambiarse, luciendo muy complacido.
Gu Weiwei se levantó y soltó un suspiro de impotencia. Luego cogió su teléfono que estaba sonando.
—Weiwei, el asistente y yo ya estamos aquí, no pierdas el avión, te recogeremos en el aeropuerto.
—Vale, me iré en media hora.
Gu Weiwei terminó la llamada, se refrescó y en lugar de detenerse más en lo que acababa de suceder.
En la mesa del desayuno, no tenía palabras que decirle a Fu Hanzheng.
Debido a la importante reunión de la mañana, Fu Hanzheng solo la despidió en el aparcamiento subterráneo en lugar de en el aeropuerto.
—Llama cuando llegues, o si tienes algún problema.
—Lo sé.
¿No era él la persona más problemática de todas?
Fu Hanzheng cerró la puerta y no volvió a entrar al apartamento hasta que el coche desapareció del aparcamiento.
Sin desayunar, pidió a Fu Shiqin que lo acompañara al trabajo.